Foto: José Agustín Catalá |
Primera estación: Entre
Barinas, Guanare y Acarigua
Exclusivo para La Página |
Finales
la década del noventa: tardes de sol, cerdo asado y cachapas de maíz tierno con
queso de mano, a la sombra de los samanes, en La Rosaliera, la hermosa finca de José León
Tapia, en Barinas. Nuestro anfitrión nos contaría que allí mismo, en aquella
mata, cerca del jagüey, estuvieron conversando no hacía mucho, puntuales,
cumplidores, expectantes por la dimensión de la invitación que les había
cursado: el poeta Alí Lameda, con su parsimonia acostumbrada, José Vicente
Abreu, con su elegante pelo e´ guama, regalo de José Agustín Catalá, quien lo
había adquirido esa semana en Valencia, donde Otto Schimerr, aquel bondadoso
alemán aclimatado en estos lares hacía tantos años, y Luis Alberto Crespo,
dispuesto a montar su nuevo caballo recién llegadito de Carora.