Hugo Chávez ✆ Allan Macdonald |
En La Divina Comedia Dante Alighieri describe con
artesanal minuciosidad los diferentes círculos del Infierno. Son nueve, pero
nos interesa el octavo porque es el que está destinado a castigar a los
mentirosos, entre los cuales sobresalen los malos consejeros, los charlatanes y
los falsarios, gentes que mienten a sabiendas y sin escrúpulo alguno. Si el
gran florentino tiene razón en su descripción las recientes elecciones
venezolanas sumaron una enorme cantidad de candidatos a penar para siempre en
ese círculo infernal. Pocas veces nos tocó soportar tanta cantidad de mentiras
como las que leímos y escuchamos en estos días. La “dictadura chavista”,
“ataques a la libertad de expresión” en la República Bolivariana, el “fraude
electoral” fueron algunas de las más recurrentes en el fárrago de acusaciones
descargadas sobre Chávez con tal de impedir su inexorable victoria.
¿Por qué tanto odio, tanta sed de venganza que hizo que
políticos y comunicadores sociales que supuestamente deberían caracterizarse
por su equilibrio y sensatez se convirtieran en voceros de las peores calumnias
en contra de este personaje? La razón es bien sencilla: mienten porque los
intereses de clase que representan, asociados a –y articulados políticamente
con- los intereses imperiales exigen borrar al chavismo de la faz de la tierra,
y para ello cualquier recurso es válido.