Heriberto Martínez
Otero & Ian J. Seda-Irizarry | En este breve ensayo pretendemos ofrecer
un vistazo general e inmediato de la situación socioeconómica de Puerto Rico,
reconociendo que la misma no puede comprenderse en su totalidad sin examinar
las dimensiones históricas, institucionales y políticas dentro del marco del
desarrollo desigual de un capitalismo global. Es por eso que no tratamos
explícitamente la relación colonial con los Estados Unidos ni proveemos un
análisis estructural de la economía de la isla (estas dimensiones las
trataremos en un escrito comprensivo posterior). Nuestro interés inmediato
radica en presentar un retrato coyuntural que pueda servir como punto de
partida para los interesados –sean activistas, académicos o militantes de
partidos– que quieran aproximarse a la realidad puertorriqueña y que quieran
insertarse en el debate sobre posibles soluciones.
Economía en crisis
La economía de Puerto Rico entró en su noveno año de
contracción económica –lo cual está teniendo impacto directo en el erario, el
gasto social, y la deuda pública– como resultado de varios factores, como el
colapso de la burbuja de la construcción, el desmantelamiento del modelo de
desarrollo industrial, y la firma del CAFTA-DR. La situación se agravó con la crisis financiera
del 2008, resultando en la contracción del crédito a pequeñas y medianas
empresas, las cuales comenzaron a cerrar debido a la cancelación de líneas de
crédito y a la imposibilidad de autofinanciamiento. El Producto Nacional Bruto
real se redujo drásticamente (una caída promedio de -2,0% anual durante los
pasados 8 años), se han destruido cerca de 270.000 puestos de trabajo, la
criminalidad llegó a niveles récord, y la migración a los Estados Unidos se convirtió en la
alternativa próxima de la
ciudadanía para escapar de la crisis.











