Claudio
Katz |
Los grandes medios de comunicación presentaron la Cumbre de Panamá como
el inicio de una nueva era de convivencia. Ponderaron el fin de la guerra fría
y atribuyeron a Obama una postura de distención opuesta a la belicosidad de
Maduro. También contrastaron la reintegración de Cuba a la región con el
aislamiento de Venezuela y evaluaron al encuentro como un éxito de la
diplomacia estadounidense. Este diagnóstico fue expuesto antes y después del
cónclave, como si la reunión no hubiera aportado nada relevante.
Pero
este relato omitió que 33 de los 35 mandatarios presentes rechazaron la
imputación de Venezuela como una “amenaza a la seguridad estadounidense”. Todos
reclamaron la derogación de la orden ejecutiva, que dispone bloqueos de bienes
y restricciones a los visados de ciudadanos de ese país. Esta exigencia fue
expuesta en enfáticos discursos que ningún socio del imperio contradijo. El
propio Obama prefirió retirarse del plenario para eludir esos cuestionamientos.
En un marco adverso Estados Unidos debió posponer su agenda.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
16/4/15
Retrato de las Américas en la Cumbre de Panamá
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Claudio Katz,
Crónica,
Internacionales
Dinámica de la crisis económica internacional
Ramiro Gálvez Aldana & Iván Gabriel Corredor
Castillo
La economía capitalista internacional desde
mediados de los años 80 se ha caracterizado principalmente por el cambio de
tendencia del régimen salarial vigente. En la así llamada “edad de oro”,
predominó un régimen en el cual la remuneración de los trabajadores estaba
estrechamente asociaba al desempeño de la productividad laboral. En dicho caso
los salarios ascendían al ritmo del incremento de la productividad. Fueron las
épocas del auge de las políticas keynesianas, del New Deal y del Estado del
Bienestar.
El economista francés Michel Husson, miembro del
Concejo científico de ATTAC, subraya que “este reparto era relativamente
equilibrado durante la “edad de oro”, que se extendió desde la Segunda Guerra
Mundial hasta la crisis de mediados de los años 70, tras lo cual dicho
equilibrio se puso en cuestión de forma brutal”. Desde mediados de los años 80,
“todas las palancas fueron utilizadas, principalmente el choque de la subida de
las tasas de interés y la mundialización, pero la herramienta esencial fue la
subida del paro que provocó la crisis”. Puntualiza que “se trata de un
resultado sólidamente establecido en datos estadísticos incontestables, que se aplica
a la mayoría de los países, tanto del Norte como del Sur… La parte salarial
comienza a bajar, luego tiende a estabilizarse a un nivel históricamente muy
bajo”[1].
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Crisis económica
José Carlos Mariátegui: 85 años de creación heroica
José Carlos Mariátegui ✆ Manuel Loaiza |
Florencia
Oroz | Este 16 de abril se cumple un nuevo
aniversario de la muerte de José Carlos Mariátegui, escritor y pensador
marxista nacido en Moquegua, al sur del Perú, el 14 de junio de 1895. Pese a su
corta vida (murió a los 35 años producto de una afección en su rodilla que lo
aquejaba desde la escuela primaria), su producción teórica fue sumamente
prolífica al punto de constituir un verdadero hito fundante del marxismo
latinoamericano.
De su vida pública cabe distinguir tres etapas claramente delimitadas:
una primera entre 1911 y 1919, en la que las primeras movilizaciones obreras y
el eco que venía teniendo la Reforma Universitaria de 1918 por toda Latinoamérica
lo apartaron de intereses estrictamente literarios empujándolo hacia el
análisis político.
Un segundo momento viene marcado por su formación en Europa y
particularmente en Italia, en donde fue testigo de primera mano del proceso de
convulsiones políticas producto de la desarticulación económica y social de
posguerra que termina llevando a la fundación del Partido Comunista Italiano.
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Crónica,
Mariátegui
15/4/15
Insistencias democráticas | Entrevista con Miguel Abensour, Jean-Luc Nancy & Jacques Rancière
Entrevista realizada por Stany Grelet, Jérôme Lèbre & Sophie
Wahnich, aparecida originalmente en la revista Vacarme N° 48, verano
2009, pp. 8-17. Versión digital publicada el 23 de junio de 2009 en Vacarme. La versión original
informa lo siguiente: “Conforme a su
deseo, Miguel Abensour, Jean-Luc Nancy y Jacques Rancière respondieron por
escrito y separadamente a nuestras preguntas”.
►Français |
¿Quién podría hoy en día no ser demócrata? La democracia, se da por
hecho, es el poder del pueblo. ¿Pero cuál poder, y cuál pueblo? En la
entrevista que sigue, prolongando sus trabajos respectivos, Miguel Abensour,
Jean-Luc Nancy y Jacques Rancière proponen tres pensamientos singulares de la
democracia, que coinciden en esto: el pueblo es el sujeto de una exigencia de
igualdad; su poder no es el de elegir sus jefes, sino el de romper con las
jerarquías instituidas. La democracia no es un régimen político, sino una
práctica jamás alcanzada. Tres invitaciones a defenderla como tal.
Ustedes están contra dos frentes: de un lado, se alejan de aquellos que se contentan con pensar y defender una democracia estatal. Por otro lado, no aceptan que se rechace la democracia en nombre de la lucha de clases o de la crítica de la dominación. ¿Pueden explicitarnos esta posición? ¿La manera en la que la han elaborado, en qué contexto intelectual?
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Entrevistas,
Jacques Rancière,
Jean-Luc Nancy,
Miguel Abensour
11/4/15
Pasolini: El hombre que nunca se escondió
Martín
López-Vega | “Pasolini
no amaba la furtividad: ni en cuestiones eróticas, ni en ninguna otra”. Esa
es la premisa con que Enzo Siciliano arranca su Vita di Pasolini para
desmontar la teoría oficial de la muerte del escritor. Pasolini nunca se
escondió: amaba provocar, escandalizar, cuando aún esas palabras tenían un
sentido; cuando provocar, escandalizar, podía hacerse con una función. Nunca la
provocación de Pasolini fue gratuita. Su modo de provocar era levantar pavesas
para mostrar la tierra que había debajo, desmontar el decorado oficial (ese
“espacio abstracto” de Lefebvre) para mostrar que si el mundo (con sus
frustraciones, sus censuras, sus mitos, sus morales, sus prohibiciones) es como
es, no es porque tenga que ser así, porque solo pueda ser de un modo, sino
porque hay quien quiere que sea así.
Y el modo favorito de Pasolini (para quien la felicidad solo podía
encontrarse en la libertad; para quien la felicidad era, por tanto, un imposible,
pero un imposible en cuya búsqueda valía la pena perder la vida) para mostrar
eso consistía en mover una pieza de sitio. Cambiar de lugar una pieza que
siempre ha estado en el mismo lugar obliga a ver la realidad desde un ángulo
nuevo (político, desde luego), forzando a reinterpretar el significado de cada
elemento, especialmente de aquellos cuyo sentido dábamos por supuesto. Es lo
que mueve toda su obra, y baste como ejemplo su idea de proponerle al poeta
ruso Eugeni Evtuchenko que interpretase a Jesucristo en su film El Evangelio
según san Mateo. En 1963 le escribía a Moscú explicándole las razones de
semejante ofrecimiento:
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Crónica,
Pier Paolo Pasolini,
Reseña
8/4/15
A propósito de Rosa Luxemburgo
Rosa Luxemburgo ✆ Pedro Dorian |
"Los dirigentes comunistas alemanes Rosa Luxemburg y Karl
Liebknecht ambos (sobre todo Rosa) destacados también como teóricos, fueron
asesinados en Berlín la noche del 15 al 16 de enero de 1919. Estaban detenidos
en el Estado Mayor de la División de tiradores de caballería de la Guardia, en
el hotel Edén, de Berlín. Pretextando su traslado a la cárcel de instrucción de
Berlin-Moabit, fueron muertos a tiros y culatazos por los oficiales y soldados
de la División capitán Horst von Pflugk-Hartung (jefe del destacamento que
trasladaba a Liebknecht), teniente Rudolf Liepmann, teniente Kurt Vogel (del
destacamento que trasladaba a Rosa Luxemburg), húsar Otto Runge (que confesó
haber derribado a culatazos a ambos detenidos), sin duda con la participación
de otros varios que no fueron procesados. El capitán Waldemar Pabst, del que
partió la orden de trasladar a Rosa Luxemburg, no fue siquiera acusado. El
asesinato de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht fue el primer crimen político de
la Alemania de Weimar. Los asesinos fueron condenados: Liepmann a seis semanas
de arresto domiciliario, Vogel a dos años y cuatro meses de prisión y expulsión
del ejército, Runge a dos años de prisión, dos semanas de detención y expulsión
del ejército. Los demás, incluidos el capitán von Pflugk-Hartung y otros
oficiales que, según los testigos, habían disparado contra las víctimas, fueron
absueltos. El gobierno era socialdemócrata."
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Crónica,
Rosa Luxemburgo,
Salvador López Arnal
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