La elevada ingestión de fibra procedente de granos disminuye los riesgos de muerte asociada a enfermedades cardíacas, respiratorias o infecciosas, concluye un reciente estudio.
Publicado en la revista especializada Archives of Internal Medicine, la investigación abarcó unos 400 mil adultos entre 50 y 70 años de edad, quienes respondieron cuestionarios sobre sus hábitos alimentarios y frecuencia de consumo de 126 productos específicos. Los especialistas también analizaron otros factores de riesgo como peso, nivel educativo, tabaquismo y condición de salud.
Los peligros de fallecimiento descendieron en las personas que ingerían más fibra. Los resultados indican que sus beneficios van más allá de la salud del corazón, destacó en alusión a estas conclusiones Frank Hu, de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Los hombres y mujeres que consumieron la mayor cantidad de fibra tenían un 22 por ciento menos de posibilidades de morir en comparación con aquellos que las ingirieron en menor cantidad, explicó en el artículo Yikyung Park, del Instituto Nacional del Cáncer.
La fibra alimentaria constituye la parte estructural de las plantas y se encuentra en todos los alimentos derivados de los productos vegetales como frutas, verduras, cereales y legumbres. El consumo actual diario es de 25 gramos para las mujeres y 38 para los hombres o 14 gramos por cada 1000 calorías.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
17/2/11
Elevado consumo de fibras disminuye riesgos de enfermedades
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Culinaria,
El placer de vivir
Ítalo Calvino describe a Maurilia, una ciudad invisible
En Maurilia se invita al viajero a visitar la ciudad y al mismo tiempo a observar viejas tarjetas postales que la representan como era: la misma plaza idéntica con una gallina en el lugar de la estación de ómnibus, el quiosco de música en el lugar del puente, dos señoritas con sombrilla blanca en el lugar de la fabrica de explosivos. Ocurre que para no decepcionar a los habitantes, el viajero elogia la ciudad de las postales y la prefiere a la presente, aunque cuidándose de contener dentro de las reglas precisas su pesadumbre ante los cambios: reconociendo que la magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que, sin embargo, se puede disfrutar solo ahora en las viejas postales, mientras antes, con la Maurilia provinciana delante de los ojos, no se veía realmente nada gracioso, y mucho menos se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido igual, y que de todos modos la metrópoli tiene este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede evocar con nostalgia lo que era.
Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta.
Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta.
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Cata de cocuy de penca en el caserío El Chimpiro (Siquisique)
Nos vemos en Siquisique, después para El Chimpiro |
La oferta es muy tentadora, se trata de una cata de cocuy de penca, de los mejores cocuyes del Agave Cocui Trelease, la octava en celebrarse, y en la que participan las marcas y los más destacados cocuyeros de la región.
Como se sabe, el cocuy (Agave Cocui) era para nuestros antepasados aborígenes de la zona de Lara y Falcón, una planta mágica, sagrada, respetada y venerada, con la que fabricaban una bebida fermentada extraordinaria. Además, de esta planta se hacían se hacían toda clase de artesanías: vestidos, alpargatas, hilos, cabuyas, mecates, chinchorros; se preparaban alimentos y le daban múltiples usos en la medicina tradicional.
De esta planta se aprovecha todo, incluidas las bellas flores, que son utilizadas para hacer encurtidos y en la preparación de los ajiceros. La savia de la planta se extrae para calmar la sed en esos parajes tradicionalmente desérticos. El cocuy y sus derivados era también para nuestros aborígenes una especie de moneda, porque de ella se valían para el intercambio con los demás pueblos mediante el trueque con otros productos como el maíz.
Este encuentro que tendrá lugar en el caserío El Chimpiro, Parroquia Siquisique, constituye, más que una celebración, el cumplimiento de un sueño de muchos años, que se empezó a plasmar en realidad a partir del acuerdo de la Asamblea Nacional de fecha 15 de noviembre de 2005.
El sitio de convergencia para la asistencia al encuentro, será en la población de Siquisique, Municipio Urdaneta, del Estado Lara, en la sede de la Alcaldía y de los Poderes Públicos, desde donde los invitados serán trasladados hasta El Chimpiro. La fecha, el sábado 19 de febrero de 2011, a las 09:30 am
El cocuy es un Patrimonio natural, ancestral y cultural de Venezuela!
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El placer de vivir,
Vinos y Licores
9/2/11
¡Ah! Mundo: El Primer Ministro de Francia pasó sus vacaciones con Mubarak
¿Qué tal ese paseíto en velero por el Nilo? |
No hay mejor espacio que insertarla, proclamarla y exclamarla después de dos escandalillos:
1. el ocasionado por los vuelos privados de la honorable cancillera francesa, Michèle Alliot-Marie, a bordo de un jet del derrocado Ben Alí en Túnez, y 2. la nueva revelación que horroriza a los escuálidos franceses, según la cual el mismísimo primer ministro, François Fillon, pasó las vacaciones de fin de año en Egipto, alojado a costilla del gobierno egipcio y volando en jets “gubernamentales” de Hosni Mubarak. ¡Una guará! [1]
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25/1/11
Arqueólogo alemán roba el busto de Nefertiti y ahora el gobierno dice que es “propiedad legal” de una Fundación
Busto de Nefertiti |
Borchardt en aquella época consiguió el busto engañando a las autoridades de Egipto, que para aquel entonces no era muy difícil. Conocedor del inmenso valor arqueológico y económico de la obra de arte, Borchardt quiso asegurarse de que fuese a Alemania a como diera lugar. Para ello se valió de toda clase de artimañas. La historia asquerosa es que ahora el gobierno alemán niega que se hiciera cualquier maniobra de engaño.
En Alemania no es extraño que esto ocurra. Hitler saqueó tesoros artísticos por toda Europa, principalmente en Rusia y después las autoridades “se hacían los paisas”, como dicen en Colombia, para no devolver a sus legítimos propietarios tales obras de arte. En el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania se considera que el busto es una “propiedad legal de la Fundación Preussischer Kulturbesitz” y por ello no debe ser devuelta a Egipto.
Hay que celebrar que ahora el gobierno de Egipto haya exigido oficialmente la devolución del busto de Nefertiti, que se ha convertido en la "joya de la corona" del Nuevo Museo de Berlín.
14/1/11
El presidente de Túnez huye, el ejército toma el control y el gringo al acecho
Foto: Zine al Abidine Ben Alí |
Omar Montilla
El presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Alí, después de ejercer el poder ininterrumpidamente por 23 años, se vio obligado a renunciar y a huir, como ya lo tenía planeado y acordado con los EE UU, hacia Arabia Saudita, otra autocracia árabe fiel al Imperio, y según se comprobó, su avión aterrizó en la ciudad saudí de Yedda. Las protestas de los ciudadanos fueron la excusa de la Embajada de los EE UU para obligarlo a salir del país, porque su situación ya era insostenible.
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13/1/11
Acto de entrega del premio de la UNESCO a Venezuela
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12/1/11
Unesco premia a Venezuela por el impulso de la alfabetización tecnológica
Omar Montilla Gerente General de Infocentro |
Tengo doble motivo de satisfacción y orgullo: Por nuestro país y por mi hijo
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (Unesco) premió este miércoles a la Fundación Infocentro, en Venezuela, por su labor en la alfabetización tecnológica de niños, jóvenes adultos y adultos mayores.
El gerente general de Infocentro en Venezuela, Omar Montilla, tras recibir la condecoración, manifestó que el premio “representa un reconocimiento al trabajo de muchos años. […] El reconocimiento, primero a aquellas personas que han dado su esfuerzo para ser formados y [...] a todos aquellos facilitadores que han formado a las personas y también significa un reconocimiento al trabajo del Estado venezolano”, sostuvo.
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20/10/10
No lo puedo evitar: no puedo vivir sin ella
En Amphissa, Grecia Central, otoño de 1977 |
No lo puedo evitar. Sólo pienso en ella. Su recuerdo no me persigue porque lo tengo instalado a sus anchas en mi corazón, en mi hígado, en todas mis entrañas. Brota a través de mis humores. Ella está allí, muy adentro, por eso mana con tanta facilidad a través de mis lágrimas incesantes.
Ella, mi Amelita, la mujer que amé durante tantos años, me dejó en este mundo sin antes advertirme seriamente de las consecuencias de su partida. Sólo tenía informaciones o referencias que desestimaba, porque nunca pensé que ella iba a morir primero que yo. A ella le aterrorizaba la idea de que estas aspiraciones que yo tenía se cumplieran, pero yo no hacía caso de estas argumentaciones, porque siempre me parecieron absurdas.
No lo puedo evitar. No puedo vivir sin ella. Respirar, comer, andar, ir por aquí y por allá, ¿es vivir? Amelita está en todos los detalles de mi vida,… ¡y son tantos!, todos llenos de amor, porque ella lo derrochó muy ordenadamente. ¿Qué puede llamarme la atención sin pensar que sólo con ella quería vivir este pedazo de vida que me queda?
Ni los viajes, ni el dinero, ni el alcohol, me servirían de algo, porque lo primero los hice con ella; lo segundo jamás me ha sido fácil tenerlo y lo tercero nunca ha sido un buen consejero para mí. Por eso viajar sin que ella esté a mi lado, ya no me es atractivo; hacer dinero a estas bajuras de mi vida es tarea dificultosa y recurrir a las delicias de Baco, no me apetece.
Sólo tengo la certeza de que ella ya no estará físicamente conmigo. Sus frágiles huesos, su carme, sus nervios, están enterrados en un lugar que juntos escogimos, casi como un acto lúdico, para estar juntos “por toda la eternidad”.
Sólo tengo la certeza de la incertidumbre. Ya nada me parece ni cierto ni falso, ni bello ni feo, ni atractivo ni asqueroso, ni lejos ni cerca, ni de día ni de noche. ¿Cuál es el mejor momento? ¡Cualquiera!
Nada puedo hacer sin antes tener su asentimiento, como siempre fue. Pienso entonces, ¿qué hubiera hecho o dicho Amelita? Y como fueron tantos años tejiendo esta red de amor, siempre tengo la certidumbre de su conformidad. Pero ella nunca me dijo que yo iba a sufrir cuando ella muriera, y no lo hizo, no porque estuviera insegura de mi inmenso e intenso amor, sino simplemente porque no quería anticiparme a estas tristezas.
Como no tengo solución para esta situación que estoy viviendo, como no tengo remedios para mis dolores, como no tengo paz con mis angustias, ¿qué debo hacer? De poco o nada me servirían los consejos bienintencionados de los que me conocen, por eso no los pido porque no los necesito.
Mi pena es intransferible. Mientras pueda respirar, en el aire que entre o que salga de mis pulmones estará siempre mi Amelita. ¡Así de fácil!
Con Amelita en Amphissa
En el otoño de 1977, Amelita y yo emprendimos un largo viaje por toda Grecia que nos condujo por islas, caminos y lugares llenos de historia, sembrados de añoranzas previamente digeridas. Fue así como llegamos a Amphissa (Anfisa), lo que era y es hoy una pequeña ciudad de la Grecia central, de aproximadamente 7000 habitantes, y se la recuerda porque anualmente se celebraba allí una festividad muy importante en honor a Baco.
Vista de la ciudad y el valle de Amphissa |
En el valle donde se encuentra Amphissa hay grandes olivares, una raíz histórica notable y su riqueza son unas minas de bauxita, cuyo mineral es exportado desde el cercano puerto de Itea, y para ello se atraviesa todo el valle para llegar a las fábricas de aluminio.
Cuando llegamos a Amphissa, el maltrecho Simca 1000 que teníamos sufrió un desperfecto, y lo llevamos a un taller en la periferia de la ciudad. Amelita esperó pacientemente que el mecánico que se encargaba del asunto, terminara. Como me pareció tan curiosa esa forma de presionar, no desperdicié la ocasión y tomé esa –para mí— bella fotografía, donde se puede ver a mi Amelita, de espaldas, sin más alternativa que todo quedara resuelto, para marcharnos y seguir el viaje, nunca planificado, que nos conduciría, quién sabe a dónde.
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Nos dejan, y sin querer, dejamos
Jorge Barbich Duprat
Mirando la foto, donde está Amelita, por supuesto, reconozco su desazón. Da la espalda a los ojos que están a punto de fijarla en una superficie de papel, que al conservarla correctamente, en aquellos años, podría ser vista hasta por futuros antropólogos, esos husmeadores de las próximas ruinas de nuestra civilización.
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Nos dejan, y sin querer, dejamos
Jorge Barbich Duprat
Mirando la foto, donde está Amelita, por supuesto, reconozco su desazón. Da la espalda a los ojos que están a punto de fijarla en una superficie de papel, que al conservarla correctamente, en aquellos años, podría ser vista hasta por futuros antropólogos, esos husmeadores de las próximas ruinas de nuestra civilización.
18/10/10
El Mensaje de García
Omar Montilla
I
Cuando los norteamericanos intervinieron militarmente en la guerra que sostenían los cubanos contra España en su lucha por la independencia, se hizo muy popular en Estados Unidos un artículo de prensa que después fue reproducido en forma de revista titulado “Mensaje a García”. Se trataba de un relato dramatizado contando la historia de un teniente llamado Carl Rowan, del Ejército norteamericano. Rowan desembarcó en Cuba de manera clandestina y tenía por misión entregarle un mensaje personal al General cubano Calixto García con el fin de coordinar con los mandos cubanos el desembarco de los efectivos militares norteamericanos en la región oriental de la isla con el fin de “ayudarlos” en la guerra contra España, de la que, de todas maneras, hubieran salido victoriosos.
En esta descarada intromisión, para los Estados Unidos era muy importante poder comunicarse rápidamente con el líder de los insurgentes, que era el general Calixto García. Alguien recomendó al teniente Carl Rowan para que se encargara de tal cometido. A tal efecto se le entregó una carta que a su vez debía entregar personalmente al general García. La historia novelada dice que Rowan tomó la carta y no preguntó: “¿Dónde está García?”, sólo que la tomó en sus manos, la selló en una cartera de hule, se la amarró al pecho, hizo un viaje de cuatro días y desembarcó de noche en las costas de Cuba.
Luego se internaría en las montañas y en tres semanas salió al otro lado de la isla, habiéndola atravesado. Como resultado, hizo entrega de la carta al general García.
13/10/10
Un acontecimiento gastronómico (in)esperado en Choroní
(Pulsar para ampliar) |
Hoy me disponía a cumplir la rutina alimenticia a que necesariamente estoy sometido, cuando algo (in)esperadamente sucedió: Mi amiga del alma, vecina y benefactora, Lilia Gámez tocó a mi puerta y me alegró el día, quizá la semana, o...
Traía en sus manos, aún humeante, un extraordinario plato, una especie de minestrón caribeño, preparado a base de paticas (así, en diminutivo, con amor, como decimos en Venezuela) de cochino [1] deliciosamente acompañado con caraotas rojas [2], trozos de yuca [3], papas y pasta corta, aliñados (aderezados) con la experticia que sólo es posible en estos pueblos de nuestro país, con ají dulce [4], cebolla y onoto [5].
En otra ocasión he escrito sobre otra variante de este plato, cuya base común son las extremidades del cerdo. Aquel plato, preparado por otra amiga del alma, la señora Isbelia Torres, especialista en la confección de este plato, lo preparó siguiendo los usos y costumbres de la región oriental, concretamente el pueblo de Yaguaraparo, Estado Sucre, y fue publicado en mi blog con el título ¡Qué almuerzo! Frijoles con paticas de cochino, y en el mismo describía la laboriosa preparación del mismo.
Ambos platos, que comparten muchos de sus ingredientes, tienen sin embrago grandes diferencias de sabor, textura y presentación, sin que haya posibilidad de optar por uno u otro.
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Choroní,
Culinaria,
El placer de vivir
12/10/10
Chirelito, chirelín
Chirelito, chirelito, principito del jardín
ajicito chiquitico, chirriquitico más bien.
Solito tú te apareces, principito del jardín
picantico, sabrosito, ¿quién te pudo traer, quién?
Sé muy bien que te respetan, chirelito, chirelín,
porque no picas por uno, sólo lo haces por cien.
Chirelito, chirelito, principito del jardín,
cuidado tengo en tu mata chirelito, chirelín
porque sólo a tí te mata la terrible paraulata,
que devora tus fruticos y no se pica ¿por qué?
que devora tus fruticos y no se pica ¿por qué?
Chirelito, chirelito, principito del jardín
busco a tí alguien afín
busco por aquí, lo he encontrado ¡al fín!
también te llamas Omar, nietecito de postín,
y por doquiera que pasas, todo te suena tintín.
Chirelito, chirelito, principito del jardín,
chiquito, chiquitico, chirriquitico más bien,
sólo sé que te respetan, chirelito, chirelín,
y ya no picas por uno, ¡porque tú quemas por cien!
y ya no picas por uno, ¡porque tú quemas por cien!
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