Especial
para La Página
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Muchos han considerado el esfuerzo fallido por destituir al
gobernador de Wisconsin, Scott Walker, como señal de una crisis del movimiento
de los trabajadores y un acontecimiento crucial para la elección presidencial
que tendrá lugar este año en Estados Unidos. Walker impulsó una controvertida
iniciativa para mermar el poder de los sindicatos del sector público de su Estado.
Los sindicatos comenzaron una dura batalla contra las medidas y, acompañados de
una gran muestra de solidaridad popular por parte de muchos sectores,
redoblaron la apuesta. Esta semana, los sindicatos perdieron la batalla. La
inyección masiva de fondos a la campaña de Walker, que durante meses supuso una
saturación de publicidad electoral en el llamado “estado del tejón”, fue
determinante para su victoria. Más que una derrota para los sindicatos, la
victoria de Walker supone una derrota para nuestra democracia en esta era
post-Citizens United en la que es posible comprar las elecciones con la ayuda
de algunos cuantos multimillonarios.
English |
En febrero de 2011, el ex jefe administrativo del condado de
Milwaukee y recientemente elegido gobernador del estado, Scott Walker, impulsó
un plan para despojar a los trabajadores públicos de Wisconsin de sus derechos
de negociación colectiva. Cabe resaltar que esta acción no había sido una de
sus promesas de campaña. La reacción hizo historia. Decenas de miles de
personas marcharon hasta el Capitolio de Wisconsin para después ocuparlo.