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Mapa de China ubicando a Xinjiang
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Higinio Polo
Hace unas semanas, a finales de febrero de 2012, en vísperas
de la apertura de la Asamblea Nacional Popular China (parlamento), unos
enfrentamientos en la provincia de Yecheng, a medio camino entre Kashgar y
Hotan, en la región de Xinjiang, causaban doce muertos. Según la agencia
estatal china Xinhua, grupos armados de uigures habían asesinado a diez
personas y la policía abatió a dos de los provocadores. La versión de la prensa
occidental fue tajante y sumaria, siguiendo el mismo patrón que utiliza en las noticias
sobre el Tíbet: así, los uigures, población autóctona de Xinjiang, habrían
protagonizado una nueva revuelta a consecuencia de la represión del gobierno
chino y en respuesta a la “colonización” del territorio por parte de ciudadanos
chinos, en un análisis tan peculiar que, si lo extrapolásemos, llevaría también
a considerar “colonos”, por ejemplo, a los andaluces que viven en Madrid o
Barcelona. El movimiento islamista uigur, que persigue la independencia, hizo
pública desde Alemania (el Congreso Mundial Uigur, WUC, tiene su sede en
Munich) su versión de los hechos, achacando las muertes a “enfrentamientos con
las fuerzas del orden”… que habían causado siete policías muertos y tres
civiles.
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Paisaje de Xinjiang |
No eran los primeros disturbios, ni mucho menos. El 7 de marzo
de 2008, la policía china abortó el secuestro de un avión de China
Southern Airlines que volaba de Urumqi a Pekín, y el 4 de agosto de 2008,
cuatro días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, en una
calculada acción, dos terroristas atacaron con un camión cargado de explosivos,
en Kashgar, a un grupo de guardias fronterizos que estaban haciendo gimnasia:
asesinaron a dieciséis guardias e hirieron a otros dieciséis. El 9 de agosto
otros terroristas lanzaron ataques con bombas, en Kuqa, cerca de la frontera
con Kirguizistán, contra hoteles, comercios y edificios oficiales, que causaron
dos muertos. Como si fuera una coincidencia, el presidente norteamericano Bush
recibió a Rebiya Kadeer, la principal dirigente del movimiento independentista
uigur, en la Casa Blanca en los días previos a los Juegos Olímpicos de Pekín.