“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

3/8/12

Mozambique / ¿La maldición de la abundancia?

Texto em Português
Boaventura de Sousa Santos 

La “maldición de la abundancia” es una expresión utilizada para caracterizar los riesgos que corren los países pobres donde se descubren recursos naturales objeto de la codicia internacional. La promesa de la abundancia, derivada del inmenso valor comercial de los recursos y las inversiones necesarias a realizar, resulta tan convincente que pasa a condicionar el patrón de desarrollo económico, social, político y cultural.
Boaventura de Sousa Santos 
 Salmo Dansa

Los riesgos de este condicionamiento son, entre otros: crecimiento del PIB en lugar de desarrollo social; corrupción generalizada de la clase política que, para defender sus intereses privados, se vuelve cada vez más autoritaria con el fin de mantenerse en el poder, visto como una fuente de acumulación primitiva de capital; aumento en vez de reducción de la pobreza; polarización social creciente entre una pequeña minoría superrica y una inmensa mayoría de indigentes; destrucción ambiental e imposición de innumerables sacrificios a las poblaciones donde se encuentran los recursos en nombre de un “progreso” que nunca conocerán; creación de una cultura consumista practicada por una pequeña minoría urbana pero impuesta como ideología a toda la sociedad; supresión del pensamiento y las prácticas disidentes de la sociedad civil bajo el pretexto de ser obstáculos al desarrollo y profetas de la desgracia. En resumen, el riesgo es que, al final del ciclo de la orgía de los recursos, el país esté más empobrecido económica, social, política y culturalmente que al principio. En esto consiste la maldición de la abundancia.

Gill Sans / Una tipografía debía ser como el cristal de una copa: cuanto más transparente más se apreciará el contenido

Juan Forn

Dicen los tipógrafos que, hasta 1950, si uno caía en paracaídas en cualquier parte de Europa, podía saber perfectamente en dónde estaba con sólo ver el primer cartel: no por lo que decía sino por la letra. La tipografía francesa era la reina del firulete (recordar los carteles del Metro de París o de las botellas de champagne); la alemana era la más rebuscada y cuadradota (los nazis sostenían que sólo la letra gótica hacía justicia a la pureza de la raza e imprimieron un famoso panfleto que decía: “Piensa alemán, habla alemán, siéntete alemán, sé alemán incluso en tu escritura”) y llama la atención que, en la competencia por la letra más pura, pujaran dos temperamentos tan disímiles como el de los ingleses y el de los italianos: la Bodoni italiana es una respuesta a la Baskerville inglesa, y cuando William Morris buscó dos siglos después una síntesis entre belleza y eficacia rescató del olvido las ideas del formidable Aldo Manucio y del veneciano por adopción Nicolau Jenson, de donde mamó inspiración Eric Gill para crear su extraordinaria e hiperbritánica Gill Sans.

Mientras tanto, los suizos, siempre tan prácticos y asépticos, inventaron la letra neutral por excelencia, el grado cero del diseño, la que dice siempre lo que uno quiere oír (me refiero obviamente a la Helvética). En cuanto a los mitteleureuropeos, muestran una vez más cómo incide en su temperamento eso que llamamos el alma rusa (en los febriles años ’20, un aprendiz de imprenta de Budapest, consternado por la pérdida de su amada, compuso el nombre de ella con caracteres tipográficos, se los tragó, murió por intoxicación de plomo y generó una ola de imitadores en Hungría, Checoslovaquia y Polonia).

2/8/12

Derrota del imperio / Venezuela ingresó al Mercosur

Atilio A. Boron

[…] se ratificó en Brasilia el ingreso de Venezuela al Mercosur. De este modo el bloque comercial sudamericano se refuerza tanto cuantitativa como cualitativamente. Lo primero, porque agrega a un nuevo socio con un producto bruto estimado -por el World Economic Outlook del FMI en paridad de poder adquisitivo- en 397.000 millones de dólares. Es decir, se agrega una economía de un tamaño ligeramente superior a la de Suecia. El Mercosur agrandado cuenta ahora con un producto interno bruto total de 3.635.000 millones de dólares, lo que lo convierte en la quinta economía del mundo, sólo superado por Estados Unidos, China, India y Japón, y claramente por encima de la locomotora europea, Alemania.(1) Cualitativamente hablando la incorporación de Venezuela significa integrar a un país que, según el último anuario de la OPEP, dispone de las mayores reservas certificadas de petróleo del mundo, habiendo desplazado de ese sitial a quien lo ocupara por varias décadas: Arabia Saudita.(2) Además, desde el punto de vista de la complementación económica de sus partes el Mercosur luce como un espacio económico mucho más armónico y equilibrado que la Unión Europea, cuya fragilidad energética constituye su insanable talón de Aquiles y una fuente permanente de dependencia externa. Comienza, por lo tanto, una nueva y decisiva etapa, en donde a un conjunto de países sudamericanos grandes productores de alimentos -y, en los casos de Argentina y Brasil, poseedores de una importante base industrial y significativas riquezas mineras- se le agrega la mayor potencia petrolera del planeta. En un contexto de crisis mundial como el actual y ante las políticas proteccionistas que cada vez con más fuerza adoptan los gobiernos del centro capitalista, la integración de los países del Mercosur es la única salvaguarda que les permitirá resistir los embates de la crisis mundial del capitalismo o al menos amortiguar su impacto.

El gráfico del endeudamiento español / Cuesta abajo en la rodada…

Alberto Garzón Espinosa

Especial para La Página
Utilizando las cuentas financieras del Banco de España he elaborado este gráfico sobre la evolución del endeudamiento en España. Las deudas son conceptualmente los préstamos y los títulos distintos de acciones (bonos, obligaciones, etc.) que forman el pasivo contable de los diferentes agentes económicos. Creo que es un gráfico que todo el mundo debería inscribir en su memoria. En primer lugar porque es útil para saber qué agentes económicos son los que han expuesto a tantos riesgos a la economía española y en segundo lugar porque es fundamental para neutralizar el populismo de derechas que ataca al gasto público y a determinadas instituciones territoriales (como las CCAA y los ayuntamientos).

Como sabemos, la economía española está altamente endeudada como consecuencia de su modelo de crecimiento. España ha necesitado pedir prestado para mantener su dinámica de crecimiento, muy basada en importaciones que había que financiar de alguna forma. Pero ese endeudamiento no ha sido responsabilidad de los agentes públicos, como el populismo de derechas pretende hacernos creer, sino que han sido los agentes privados los que han vivido “por encima de sus ingresos regulares”. Como se puede comprobar en el gráfico, son especialmente las sociedades no financieras las que aceleran su exposición a las deudas, seguidas por los hogares.

1/8/12

El eclipse de Venus / La danza de los astros en un universo sin tiempo y sin límites en este diminuto planeta

Álvaro Cuadra

Especial para La Página
La magia de las nuevas tecnologías ha hecho posible observar un fenómeno celeste en “vivo y en directo”. Hemos visto transitar el planeta Venus frente al sol, alineado con la Tierra el cinco de junio de este año. Apenas un punto negro recortándose contra la luz enceguecedora del Sol. No es necesario ser astrónomo para saber que no somos nada distinto. Nuestro planeta entero es, también, observado desde Marte, un punto oscuro que atraviesa nuestra estrella.

Hay un extraño sentimiento, no exento de secreto pavor, saberse el habitante de un punto suspendido en el vacío, vagando alrededor de la luz. Rara vez pensamos estas cosas, sumidos como estamos en el despertador, las cuentas por pagar o aquella reunión tan importante que nos reclama a primera hora. La curiosidad y el deslumbramiento extático lo hemos relegado a nuestros primeros años. Es en la infancia cuando asistimos embobados al espectáculo del mundo y nos hacemos esas preguntas fundamentales, la mayoría de las cuales solo tienen como respuesta un signo de interrogación.