Las primeras óperas, que datan de principios del siglo XVII,
no tenían oberturas pero sí una introducción que hacían los vocalistas en la
que realizaban un resumen de la acción que se iba a desarrollar acto seguido.
Las introducciones instrumentales se comenzaron a utilizar habitualmente a
mediados del siglo XVII, cuando se desarrollaron dos formas características: la
obertura francesa, desarrollada por Jean Baptiste Lully, estaba compuesta de
dos partes, la primera lenta y estática y la segunda rápida y con muchos
detalles contrapuntísticos; y la obertura italiana, desarrollada a finales del
siglo XVII por Alessandro Scarlatti, que tenía tres secciones: rápida, lenta y
rápida. Éste fue el antecedente del género instrumental independiente de la
sinfonía.