Organizar sindicatos era una idea bastante radical en una
época tan reciente como la primera mitad del siglo 19. Eran ilegales en casi
todas partes. Así que cuando las leyes que los prohibían fueron repudiadas en
algunos países europeos, en América del Norte y en Australia en la segunda
mitad del siglo 19, se pensaron como concesión ante las presiones de los
trabajadores (los obreros urbanos, de hecho), en la esperanza y expectativa de
que las clases trabajadoras fueran entonces menos radicales en sus demandas.
En casi todos los países, los sindicatos trabajaron
cercanamente con los partidos socialista y laborista que comenzaron a existir
al mismo tiempo. Los sindicatos se enfrentaban con muchos de los mismos
aspectos de estrategia de los partidos socialista y laborista. El más
importante de estos puntos era si podían participar en los procesos electorales
y de qué forma. Como sabemos, casi todos ellos decidieron participar y buscar
el poder al interior de las estructuras del Estado.