Traducción de Carles
Soriano
Un muchacho avanza solitario por el borde de la calzada que
une el aeropuerto con el centro urbano. Viste la típica chaqueta deportiva
americana, esas que en la espalda, generalmente, llevan vistosamente inscrito
el nombre de un equipo de básquet o la bandera de barras y estrellas. Sin
embargo, en su chaqueta figura una sola palabra de cinco letras: Black. Me acerco para hablarle y preguntarle noticias sobre el
lugar donde estoy. Me contesta, lacónico, que vive aquí desde que nació; que se
ha acostumbrado. El escenario donde acontece nuestra conversación es
surrealista. Jamás había visto nada igual. Sigo mirando a mi alrededor y me doy
cuenta de cuan ciertas son las cosas leídas sobre este lugar.
Estoy rodeado de
un sinfín de edificios abandonados. Viejas fábricas, abandonadas desde hace
décadas, con la apariencia de gigantescas ruinas, corroídas por el tiempo y la
intemperie.