“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

5/9/17

El huracán Harvey no salió de la nada

Naomi Klein 


Ahora es el momento de hablar sobre el cambio climático y todas las demás injusticias sistémicas –desde realizar detenciones e interrogatorios basados en el perfil racial hasta la austeridad económica– que transforman desastres como Harvey en catástrofes humanas. Busquen la cobertura mediática sobre el huracán Harvey y las inundaciones en Houston, y oirán acerca de cómo este tipo de lluvia no tiene precedente. Escucharán acerca de cómo nadie lo vio venir, así que nadie se podía preparar adecuadamente.

De lo que oirán muy poco es acerca de por qué estos eventos climáticos sin precedentes, históricos, ocurren con tanta regularidad, que decir histórico ya se volvió un cliché meteorológico. En otras palabras, no escucharás hablar mucho, si es que algo, sobre el cambio climático. Esto, nos dicen, es porque se busca no politizar una tragedia humana que todavía está en desarrollo, lo cual es comprensible, pero aquí está el detalle: cada vez que hacemos como que un suceso meteorológico nos llega de la nada, como alguna acción de Dios que nadie pudo predecir, los reporteros toman una decisión extremadamente política. Es la determinación de no herir sentimientos y evitar la controversia, a costa de la verdad, por más difícil que sea.

4/9/17

Nuestra revolución rusa, en su centenario


Charles Michaloux & François Sabado

 El centenario de la Comuna de París, en mayo de 1971 en París, estuvo marcado por una gran marcha en la que la muy reciente energía de Mayo del 68 flotaba en el ambiente de la primavera parisina delante del cementerio del Père-Lachaise y el Muro de los Federados. Era la celebración de un evento fundador pero que terminó en derrota. Si bien el recuerdo de la masacre de los Comuneros por los Versallescos y la burguesía parisina otorgaba a ese centenario toda su gravedad, estaba impregnado por la feliz esperanza de la juventud que salió a la calle aquel día. 
  
El centenario de la Revolución Rusa se presenta de manera muy diferente. Sin embargo, Octubre de 1917, a diferencia de la Comuna de Paris, concluyó con una victoria; una victoria prolongada, de forma brillante, por la que se ganó contra el cerco contrarrevolucionario de todas las grandes potencias de la época. Pero, tras los destrozos del estalinismo, la implosión de la Unión Soviética se dio sin que este brutal colapso reavivara la memoria de Octubre. No está previsto ninguna movilización [conmemorativa], y actualmente, tras una década de crisis en la que se siente cada vez más la violencia de un capitalismo sin fronteras, empieza a pesar el espíritu de los tiempos. Se aprovecha el centenario para hacer propaganda sobre lo nocivo o inútil de esa revolución que terminó en dictadura, o dando a entender que desde su nacimiento fue el instrumento de esta última gracias al golpe de Estado. 

3/9/17

Argentina: Más límites que hegemonía y más derecha que renovación

Claudio Katz

¿Cuál es la envergadura del triunfo de Cambiemos? Muchos analistas estiman que el gobierno logró una victoria arrolladora que consolida su hegemonía. Otros consideran que se perfila como una derecha renovada y democrática. En el bando opuesto se interpreta que dos de cada tres votantes repudiaron al oficialismo.
Radicalismo conservador
Los datos de la primaria indican cierto avance del gobierno en comparación al 2015. Se afianzó como primera minoría, obtuvo victorias en numerosas provincias y cayó sólo por un reducido margen en Buenos Aires. Ese moderado repunte fue potenciado por el inesperado triunfo en Neuquén, La Pampa y San Luis y por la reafirmación conseguida en los bastiones de la Capital Federal y Córdoba.

La imagen de una victoria fulminante no surge del cómputo de los sufragios, sino de la ausencia del voto castigo que anticipaban algunas encuestas. La euforia de los funcionarios obedece al desacierto de esas previsiones. Cambiemos superó su frágil estatus de coalición absorbiendo al radicalismo. La UCR [Unión Cívica Radical] perdió peso y singularidad con giros más oficialistas (Santa Fe) o encabezando el curso reaccionario del gobierno (Jujuy).

28/8/17

Imperiofobia y Leyenda Negra. Medias mentiras y medias verdades

Esteban Mira Caballos

La edición de esta obra de María Elvira Roca Barea (Madrid, Siruela, 2016) ha tenido un gran éxito editorial y un considerable impacto mediático. Y ello por las hipótesis novedosas que plantea con un amplio aparato bibliográfico y con un tono a veces poco cordial y hasta despectivo con una parte de la historiografía. Me ha resultado imposible comentar todos los aspectos del libro por lo que apenas aludiré a las leyendas negras romana, rusa o estadounidense, centrándome en la española. Una decisión que no es aleatoria ya que, aunque la autora se detenga ampliamente en otros imperios y en otras imperiofobias, el objetivo del libro está bien claro desde la primera página: desenmascarar la leyenda negra y limpiar el buen nombre de España y de los españoles. Quiero empezar reconociendo que sus ideas fundamentales están bien documentadas y magníficamente argumentadas. Básicamente defiende tres aspectos:

Uno, que la leyenda negra es por antonomasia española pues, de hecho, para referirse a otras hay que ponerle el adjetivo de rusa, francesa o estadounidense. Los que mandan siempre han gozado de mala prensa, especialmente los imperios. Eso sí, a su juicio hay imperios coloniales como el belga, cuya mala prensa, el holocausto generado en el Congo, no es leyenda sino historia, pero no es el caso del español. Empieza explicando la Imperiofobia aplicada a Roma, para después establecer comparaciones con otras leyendas negras aplicadas al imperio español, a Rusia y a los Estados Unidos. 

'Emoji' o la anulación del pensamiento

Risultati immagini per emojiPatricia Terino

El lenguaje es la casa del Ser“, decía Heidegger en su última etapa filosófica, después de haber explorado otras vías en la búsqueda permanente de aquello que nos constituye, y que él, como tantos otros anteriormente, denominaron el Ser. Pero el lenguaje al que ha quedado supeditada la sociedad actual, lejos de desvelar la esencia intrínseca a todo lo existente, la corrompe, eliminando cualquier atisbo de profundidad en él y revistiéndolo de la más absoluta superficialidad, permaneciendo así acorde a nuestro tiempo y a casi todo lo que a este caracteriza. No en vano, el argumento de Emoji: la película, resulta ser una apología sin paliativos de la eliminación del lenguaje escrito e incluso hablado, en favor de sus sustitutos digitales como expresiones de todo tipo de emociones, sentimientos o ideas, vacías de contenido y desprovistas de los caracteres propios con los que ha contado la comunicación humana desde sus orígenes.

23/8/17

Campo y ciudad en el pensamiento de Bolívar Echeverría y Rodolfo Kusch

Fotografía: Paulo Slachevsky
Rodrigo Muñoz

Durante el Renacimiento europeo se habría comenzado a desplegar un proceso de progresiva racionalización de la naturaleza, proceso que como consecuencia habría de reflejarse en una reconstrucción radical de las perspectivas del tiempo y del espacio en el mundo Occidental. La conquista y el ordenamiento racional del espacio se convirtieron en una parte integrante del proyecto de modernización, en donde dicha organización ya no se llevaba a cabo para reflejar la ‘gloria de Dios’, sino para celebrar y facilitar la liberación del hombre como individuo libre, dotado de conciencia y voluntad. Los viajes de descubrimiento cambiaron la forma de representar el mundo, mostrando que este era finito y potencialmente cognoscible. De esta forma, por ejemplo los mapas, ya despojados de todos los elementos de fantasía y de la creencia religiosa, se convirtieron en sistemas abstractos y estrictamente funcionales para el ordenamiento fáctico de los fenómenos del espacio[1]. Dicha visión totalizante del mapa daría lugar a la construcción de un fuerte sentido de las identidades nacionales, locales y personales por medio de las diferencias geográficas, siendo reflejo de este proceso el hecho de que durante la primera época de la economía-mundo europea se constituyera en torno a las ciudades-Estado, las cuales a su vez darán lugar a los Estados territoriales o Estados Nacionales[2].

18/8/17

A propósito de la invocación de la posición de Lenin sobre el derecho de autodeterminación

Lenin ✆ V. Annekov
José Luis Martín Ramos

Un argumento que una parte del independentismo revolucionario utiliza para defender su posición en el actual “proceso” nacional catalán y también para echar en cara la posición adoptada por Izquierda Unida o cualquier izquierda que no comparta la suya, es la defensa del derecho de autodeterminación por parte de Lenin, como si ésta fuera un derecho incondicional que no tuviera más traducción práctica admisible que el referéndum unilateral que, con una precaria base de apoyo político y social, está convocado para el 1 de octubre.

Recientemente, en un intercambio hecho público, Alberto Garzón respondió a Pau Llonch, que le echó en cara un texto de Lenin para recriminarle su rechazo a un referéndum unilateral y sin garantía, que él no estaba por las sagradas escrituras sino por el análisis concreto de la situación concreta. No es una respuesta inadecuada; invita a no caer en la patrística y menos cuando ésta se reduce al recordatorio descontextualizado de escritos supuestamente “canónicos”. Sin embargo, no hay porque no tomar en consideración el pensamiento y la acción de Lenin en su conjunto –no en la foto fija de un momento– como parte de la tradición de la izquierda, que no se ha de tomar como receta pero sí como experiencia acumulada. Lo malo del asunto es que a Lenin se le acostumbra, en esta cuestión, a recordar por una imagen fragmentada de la reflexión de un momento, entre 1913 y 1917, cuando en sus habituales polémicas políticas enfatizó de manera particular la consideración de que el derecho de autodeterminación significaba el reconocimiento de la igualdad de las naciones, en derechos, y por tanto también el de la constitución de una nación como estado independiente, separándose si era el caso de aquel al que hasta entonces había estado integrado. Y digo malo porque siendo cierta esa imagen, se desvirtúa cuando se la aísla del conjunto de la reflexión de Lenin sobre la cuestión nacional y el nacionalismo, y de toda la trayectoria de pensamiento, acción e intervención de Lenin al respecto, desde comienzos de siglo hasta su muerte. Esa doble descontextualización permite una manipulación absoluta de Lenin, voluntaria o involuntaria.

17/8/17

Los huérfanos de sombra. En torno a las figuras de Alberto Giacometti

Juan Carlos Meana

El trabajo del escultor Alberto Giacometti (1901-1966) es conocido por sus figuras filiformes en un deambular solitario por el espacio, también por la sensualidad y ligereza de sus esculturas del periodo surrealista o por la obsesión en trabajar los rostros queriendo encontrar ese ser universal que contenga toda suerte de fisionomías, desarrollado más intensamente en su último periodo. La exposición que podemos visitar en Londres sobre su trabajo nos invita a contemplar una importante cantidad de obras, más de doscientas, entre las cuales debemos inmiscuirnos escuchando y participando del susurro que nos transmiten.

Alberto Giacometti nace en Bregaglia, en el cantón italiano de Suiza. Era el hijo mayor de Giovanni Giacometti, un pintor postimpresionista, y Annetta Giacometti-Stampa. Creció en el medio rural pero familiarizado con la creación artística a través de las pinturas del padre, libros y periódicos de arte. Este será el ambiente en el que comienza sus primeros contactos con la práctica del dibujo. Se traslada a París en 1922 donde tiene su primer acercamiento a los artistas cubistas y el surrealismo. Aunque estará interesado en la experiencia de ambos movimientos, su actividad artística se centrará en observar directamente el modelo, con el que trabajará, de manera intensa, a partir de su regreso a París desde Ginebra, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

14/8/17

Volver atrás para defender a Venezuela

Mauro Berengan

En los últimos meses hemos asistido en Argentina y en todo el continente a una especie de venezolanización de la realidad. Los grandes medios nos “informan” cotidianamente de cada accionar triunfante de la oposición y cada tropiezo aciago del chavismo, en ese orden y sin excepción. Los gobiernos se reúnen programadamente de urgencia a hablar de Venezuela, mientras a sus pies se incendian los palacios –como en el Paraguay. Las redes sociales rebalsan en comentarios y posiciones de piedra con cada venezolanólogo. Y en la izquierda argentina el debate divide aguas de militancias cotidianas, mientras la intelectualidad discurre en ríos de tinta sin descanso. Esto demuestra no tanto la intención de ocultamiento de realidades locales por parte de los grandes medios, que claro sucede, si no la centralidad de la batalla económica, cultural y geopolítica que se juega en Venezuela. Valga entonces mirar atrás en un intento más por discutir las visiones hegemónicas de los grandes medios, pero también aquellas de la “intelectualidad crítica de izquierda” que, con leves matices nombrados apresuradamenteal iniciar cada nota, coinciden tantas veces con las primeras.

10/8/17

La jornada laboral, el reparto de las horas y la relación de fuerzas

Una campaña que roza un sustrato profundo. La técnica y el trabajo. “Mercado laboral”, capitalismo y neoliberalismo. Lo posible y lo imposible en polémica con Rolando Astarita

Paula Bach

La campaña por la reducción de la jornada laboral, trabajando seis horas, cinco días a la semana y repartiendo las horas existentes entre todas las manos disponibles, con un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar, caló hondo. La muy buena recepción en amplios sectores de trabajadores y jóvenes, el repudio de la ortodoxia con el ataque público del economista neoliberal Javier Milei a Nicolás Del Caño, así como la insistencia periodística sobre la imposibilidad de realizar tales medidas, resultan sintomáticos. Ponen de relieve que el asunto roza un sustrato profundo, incómodo y controversial. El tiempo de trabajo pero también su contracara, el tiempo libre, en tanto problema social, político y económico, adquiere protagonismo debido a la convergencia de varios factores que se cuecen en la arena internacional. Veamos.

7/8/17

Las mismas disyuntivas que en 1917

Claudio Katz

La revolución rusa fue el principal acontecimiento del siglo XX. Generó enormes transformaciones sociales y suscitó una inédita expectativa de emancipación entre millones de oprimidos. Ese impacto se verificó en el pánico que invadió a las clases dominantes. Algunos temieron la pérdida de sus privilegios, otros creyeron que se extinguía su control de la sociedad y muchos se prepararon para el ocaso final de la supremacía burguesa.

Ese miedo explica las enormes concesiones de posguerra. El estado de bienestar, la gratuidad de ciertos servicios básicos, el objetivo del pleno empleo y el aumento del consumo popular eran mejoras impensables antes del bolchevismo. Los capitalistas aceptaron esas conquistas por temor al comunismo.

De ese pavor surgió el concepto de justicia social, como un conjunto de derechos de los desamparados y el registro de la desigualdad como una adversidad. La revolución impuso la mayor incorporación de derechos colectivos de la historia.

Los capitalistas copiaron normas establecidas por el régimen soviético para disuadir la imitación de ese modelo. Aceptaron la universalización de las pensiones y la seguridad laboral.

El propio esquema keynesiano de consumo masivo irrumpió por temor al socialismo. La dinámica espontánea de la acumulación privilegiaba las ganancias y no contemplaba mejoras estables de los ingresos populares.

La revolución rusa, el derecho de los pueblos a la autodeterminación y el repudio de la deuda

Eric Toussaint
Los tratados con las repúblicas bálticas, Polonia, Persia, Turquía…
El tratado de Versalles finalmente fue firmado el 28 de junio de 1919 sin que la Rusia soviética formara parte. No obstante, el Tratado de Versalles anulaba el Tratado de Brest-Litovsk. En virtud del artículo 116 del Tratado de Versalles, Rusia podía demandar reparaciones de guerra a Alemania. Lo que no hizo, puesto que quería ser coherente con su posición a favor de una paz sin anexiones y sin demandas de indemnizaciones. En cierta forma, lo que le importaba es que el Tratado de Brest-Litovsk fuera abolido y que los territorios anexados por Alemania en marzo de 1918 fueran devueltos a los pueblos que habían sido expoliados (pueblos bálticos, polaco, ucraniano, ruso…), de acuerdo con el principio de autodeterminación defendido por el nuevo Gobierno soviético.

Ese derecho estaba invocado en los primeros artículos de cada uno de los tratados de paz firmados entre la Rusia soviética y los nuevos Estados bálticos en 1920: Estonia el 2 de febrero, Lituania el 12 de julio y Letonia el 11 de agosto. Esos tratados de paz son similares y la independencia de esos Estados —integrados por la fuerza en el Imperio zarista— era sistemáticamente afirmada en el primero o en el segundo artículo. Por medio de esos tratados, Rusia reafirmaba su oposición a la dominación del capital financiero y su decisión de repudiar la deuda zarista. Efectivamente, el tratado firmado el 2 de febrero con Estonia enunciaba: «Estonia no tendrá ninguna parte de responsabilidad en las deudas y en cualquier otra obligación de Rusia (…). Todas las reclamaciones de los acreedores de Rusia con respecto a deudas que conciernan a Estonia deben ser dirigidas únicamente contra Rusia.» Hubo disposiciones similares con respecto de Lituania y de Letonia en los tratados firmados con esos Estados. Además de reafirmar que los pueblos no deberían tener que pagar las deudas ilegítimas contraídas en su nombre pero no en su interés, la Rusia soviética reconocía también el papel de opresor que había tenido la Rusia zarista en relación a las naciones minoritarias que formaban el Imperio.