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Especial para La Página |
No hay comedia sin
guión. Es raro el improvisador genial; el mediocre no pasa del apuntador
y el teleprompter. En el sainete que la oposición monta en las cortes
internacionales para condenar a Venezuela los guiones están escritos, con todo
y trampas. Así, el 25 de septiembre de 2009, violando el artículo 46. a. de la Convención Americana (que le prohíbe
conocer de casos que no hayan sido resueltos por los tribunales internos) la
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos acoge una denuncia de Allan Brewer
Carías. Para excusar esta grosera infracción de su propio estatuto, la Comisión recomienda a Venezuela “1.Adoptar
medidas para asegurar la independencia del poder judicial, reformando a fin de
fortalecer los procedimientos de nombramiento y remoción de jueces y fiscales,
afirmando su estabilidad en el cargo y eliminando la situación de
provisionalidad en que se encuentra la gran mayoría de jueces y fiscales, con
el objeto de garantizar la protección judicial establecida en la Convención”. O
sea, el poder judicial venezolano no sería independiente, y la Comisión y la
Corte Interamericana deberían suplantarlo.