Pablo Neruda @ Andrés Alvez |
Enric Llopis
Le dijo Pablo Neruda a su esposa Matilde Urrutia en el lecho
de muerte de la clínica Santa María, en Santiago de Chile: “Están matando a
gente, entregan cadáveres despedazados. La morgue está llena de muertos, la
gente está fuera por cientos, reclamando cadáveres. ¿Usted no sabía lo que le
pasó a Víctor Jara?, es uno de los despedazados, le destrozaron sus manos…
¿Usted no sabía esto? ¡Oh Dios mío! Si esto es como matar a un ruiseñor, y
dicen que él cantaba y cantaba y que esto les enardecía”.
Foto: Mario Amorós |
Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, doce días
después que el general Pinochet y una parte del ejército, con el apoyo de la
alta burguesía chilena y los Estados Unidos, perpetrara la asonada fascista que
marcaría la realidad de Chile hasta hoy. A reconstruir los últimos días del
poeta dedica el periodista e historiador, Mario Amorós, el libro “Sombras sobre
Isla Negra. La misteriosa muerte de Pablo Neruda”, recientemente publicado por
Ediciones B-Chile, y presentado esta semana por el Intitut d’Estudis Polítics d’Esquerra
Unida del País Valencià (EUPV-IU).
Las incógnitas y las sombras planean sobre la muerte de
Neruda. Oficialmente, según la versión sostenida por la dictadura militar y
avalada por la Fundación Pablo Neruda, el autor de “Canto general” y “20 poemas
de amor y una canción desesperada” murió por un cáncer de próstata en fase
terminal. Pero se trata de una explicación muy cuestionada desde el primer día
por gente muy cercana al poeta. Matilde Urrutia, su viuda, siempre negó (desde
la entrevista que le realizó el diario “Pueblo” en 1974”) que su marido
pereciera por el cáncer. El eminente urólogo que atendía al escritor le
confirmó esta tesis.