“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

5/3/17

El fundador, película de nuestro tiempo: el capitalismo como entretenimiento

Tim Lott

Esta semana fui a ver El fundador [The Founder], una película nueva sobre el hombre que se encuentra en el origen del imperio McDonald’s de comida rápida. A Michael Keaton se le pronostica un Oscar por su retrato de Ray Kroc, que convirtió a los volteahamburguesas McDonald’s, con su único local de San Bernardino (California), en una historia de éxito global. El film tiene un 80% de aprobación en la página digital de reseñas agregadas, Rotten Tomatoes [célebre página norteamericana de crítica cinematográfica popular y periodística], un reparto de oro macizo y destacados valores como producción – y yo la he odiado más que cualquier otra película de la que tenga memoria.

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Representaba algo que nunca había visto antes en pantalla (fuera de United Passions, [de Frédéric Auburtin, 2014], la ridícula hagiografía del entonces presidente de la FIFA, Sepp Blatter): la completa penetración de los valores empresariales en la cultura convencional. Para quienes no la hayan visto, El fundador nos cuenta cómo Kroc, vendedor de cachivaches fallidos y estafador, se encuentra con el restaurante original de McDonald’s, gestionado por dos hermanos adorables y rústicos, Rick y Maurice McDonald. Kroc comenzó a otorgar franquicias de la marca y acabó traicionando a los hermanos, que seguían insistiendo en virtudes a la antigua como la calidad.

Los bolcheviques toman el poder — Alexander Rabinowitch

Lenin ✆ Vladimir Serov
Ugo Palheta

La editorial La Fabrique acaba de publicar “Les Bolcheviques prennent le pouvoir”*, aparecido inicialmente en inglés en 1976. Este libro de Alexander Rabinowitch tiene el enorme mérito de restituir lo que fue realmente la Revolución rusa en Petrogrado, entonces capital de Rusia y sobre todo epicentro de la revolución: un movimiento de insubordinación generalizada en que las clases dirigentes se mostraban incapaces de imponer su dominación como antes y en que las clases subalternas ya no consentían esa dominación (la definición por antonomasia de una “crisis revolucionaria” según Lenin), y al mismo tiempo un momento de aceleración y de bifurcación políticas, cuyas consecuencias serán ingentes a escala mundial.

En particular, el libro examina con todo detalle la política y la acción de los bolcheviques –tanto de la dirección del partido como de los militantes y las organizaciones intermedias– entre julio y octubre de 1917. Permite salvar el escollo cruzado de una disolución del papel del partido bolchevique (que para algunos no habría hecho más que ir a la zaga de los acontecimientos sin desempeñar ninguna función real más que canalizar la combatividad popular) y de una fetichización del mismo (sea negativa, con los bolcheviques como golpistas y usurpadores, sea positiva, como encarnación política del proletariado ruso).

3/3/17

Giorgio Agamben: el espíritu que vive

Giorgio Agamben ✆ Sébastien Plassard
José de María Romero Barea

El filósofo del siglo XXI ha de ser un orador dotado: tumultuoso, contundente, directo y paradójico. Debe escribir como habla. Giorgio Agamben (Roma, 1942) es un pensador así: su familiaridad con los clásicos filosóficos nos deja a veces con dificultades para respirar, pero ofrece a cambio un montón de líneas de actuación en forma de anécdotas, chistes y referencias inagotables a la cultura popular. Siempre logra redimirse a sí mismo, a ojos de sus admiradores, a pesar de arremeter contra el multiculturalismo, la tolerancia, el diálogo y otras “vacas sagradas” liberales. Se ha convertido en un santón de la (pos)modernidad: un ser cuasi-divino, a fuer de radicalmente terrenal.

28/2/17

Los “Cinco Ojos” y la Red Echelon — El sistema mundial de vigilancia masiva

Siempre, permanentemente, te vigilan estos ojos inquisidores, en tu casa o en la calle, en el trabajo o en el bar, de noche y de día: no hay ninguna intimidad posible George Orwell, 1984 

Ignacio Ramonet 

Hace quince años, y en nombre de la “necesaria protección” a la población, el arsenal de medidas de control y vigilancia, que desde la Segunda Guerra Mundial no había dejado de reforzarse, explotó literalmente. Todo comienza en la primavera de 1941, en pleno conflicto mundial. Para penetrar en el secreto de la célebre máquina alemana de codificación Enigma [1], considerada inviolable, los Estados Unidos y el Reino Unido deciden sellar una alianza SIGINT [2] y cooperar en materia de información. Intercambian sus protocolos de recogida de información, comparten sus códigos, y unifican su terminología. Los analistas estadounidenses, que acababan de descifrar el código japonés PURPLE, transmiten a Londres sus técnicas y conocimientos [3]. Estadounidenses y británicos se ponen también de acuerdo sobre la forma de gestionar las informaciones recogidas y las telecomunicaciones interceptadas por todos los medios posibles (radio, radar, cable, etc.).

27/2/17

Lenin ‘reset’ — ¿Por qué leer a Lenin en el siglo XXI?

Lenin ✆ Vic
Ángel Ferrero

¿Por qué leer a Lenin en el siglo XXI? “Si hoy levantasen la cabeza Marx o Lenin patearían el trasero de la gente que sigue leyendo a personas que murieron hace 100 ó 150 años para intentar encontrar respuestas en el presente”, decía Juan Carlos Monedero en una entrevista reciente. Según Monedero, es “de una pereza intelectual que raya lo insólito”. A continuación, el profesor de la Universidad Complutense de Madrid se descolgaba con una explicación que parecía salida de Imposturas intelectuales, la demoledora crítica de Jean Bricmont y Alan Sokal al uso pedante de vocabulario científico por parte de las ciencias sociales: “Yo creo que un elemento muy importante en nuestro análisis es entender que, como dice Ilya Prigogine, y no quiero parecer petulante, la Ciencia Política ha sido muy rehén de la física clásica y la economía, y ahora tenemos que mirar a los elementos más luminosos de la ciencia moderna. Como la física cuántica o la biología, que hacen más justicia a los procesos vivos. Por ejemplo, el hielo no se bifurca de forma lineal.

25/2/17

El eurocentrismo de Slavoj Žižek

 “La sociedad humana misma advierte a la periferia como el centro de acción, porque ahí existe la conectividad de las cosas, que han sido aisladas de manera sublimada por las culturas predominantes” Jaime Vargas Condori

Atawallpa Oviedo Freire

El intelectual marxista de origen esloveno Slavoj Žižek, en su artículo “Piensa Local, ¡Actúa Global!” señala lo siguiente, y que es lo medular en la fundamentación de su discurso, como asimismo para darle título a su artículo: “En los años 60, el eslogan del incipiente movimiento ecologista era ¡Piensa global, actúa local! Trump promete hacer exactamente lo contrario: Piensa local, actúa global. [1]

Cuando surgió este axioma: “piensa global, actúa local” por un grupo de ecologistas de origen europeo, fue cuestionado y rechazado por otros ecologistas e intelectuales, principalmente de Sudamérica, que veían el carácter eurocéntrico y hegemónico de aquel principio, pues el “piensa global” significaba que había un solo pensamiento en el mundo o de que todos debían llegar a pensar de una sola manera. Evidentemente, el pensamiento global o “pensamiento único” que debía ser incorporado y asimilado por resto de la humanidad, era el de los autodenominados: primer mundo, desarrollados, civilizados, europeos, occidentales; ya que todos los demás eran tercermundistas, subdesarrollados, atrasados, primitivos, inferiores. En definitiva, dicha frase representaba una clara expresión homogeneizadora, monocultural, antropocéntrica, totalitaria.

21/2/17

Goethe en Italia, sueño de juventud

Goethe ✆  Boris Pelcer
Higinio Polo

En el número 18 de la Via del Corso romana, frente al Palazzo Rondanini, se alojó Goethe durante su estancia en la ciudad, entre 1786 y 1788. Al menos, eso afirman los administradores de la casa donde vivió, aunque, en realidad, llegó a Roma el 1 de noviembre de 1786 y se marchó a Nápoles el 22 de febrero de 1787, para seguir después a Sicilia. No regresó hasta el 8 de junio de 1787, y se marchó para siempre en abril de 1788. Goethe cumplía con los rituales de su época. 

En la segunda mitad del siglo XVIII, el viaje a Italia era una de las obligaciones para cualquier persona culta: Winckelmann había puesto Pompeya y la civilización romana en el centro del interés de los nobles desocupados y los nuevos burgueses enriquecidos, y creía su deber llevar la grandeza del arte griego a todos los gabinetes de Europa. Inventando disciplinas, dotando al espolio y el robo de la dignidad del estudio y la arqueología, los contemporáneos ricos de Goethe viajaban a Italia, para entretener sus días y para educar su espíritu. “No se viaja para llegar, sino por viajar”, escribió Goethe, y esa convicción se encuentra a cada paso en sus páginas sobre Italia.

Zygmunt Bauman aquí en el Sur: Nuestra modernidad viscosa

Zygmunt Bauman ✆  Xulio Formoso
Eduardo Gudynas

Las referencias a una “modernidad líquida” se repitieron en toda América Latina tras el fallecimiento de Zygmunt Bauman, el pasado 9 de enero. Por momento parecía que nuestro continente era uno de los mejores ejemplos de la fluidez moderna que postulaba el sociólogo polaco. Sin duda es bienvenido que se difunda y celebre su obra, pero también es importante no caer en el simplismo de trasplantar esas ideas. Es necesario insistir en un pensamiento propio que no copie pero sí dialogue con Bauman. Y si así se hace, sospecho que coincidiríamos en que la modernidad sudamericana actual es viscosa.

La metáfora de la “modernidad liquida” (título de su libro del año 2000; 1) se volvió muy popular, y se expandió a otros temas (como “amor líquido”, “vida líquida” o “miedo líquido”, que son los títulos de sus siguientes libros; 2). En esa obra, sea en sus conceptos como en sus metáforas, hay una infinidad de ideas provocativas. Pero siempre hay que tener presente que la obra de Bauman sobre todo responde a la coyuntura de los países industrializados, en particular los europeos (3). Son circunstancias muy distintas a las que ocurren en Latinoamérica. Reconociendo esa particularidad, en la obra de Bauman como la de otros intelectuales, se pueden tomar imágenes o ideas para hurgar en nuestras propias circunstancias. Quisiera compartir algunos ejemplos.

20/2/17

La La Land: A Leninist Reading

Slavoj Žižek

Among the PC reproaches to Damien Chazelle’s La La Land, the one that stands out for its sheer stupidity was that there are no gay couples in the film which takes place in LA, a city with a strong gay population… How come those PC Leftists who complain about the sub-representation of sexual and ethnic minorities in Hollywood movies never complain about the gross misrepresentation of the lower class majority of workers? It’s OK if workers are invisible, just that we get here and there a gay or lesbian character…

I remember a similar incident at the first conference on the idea of Communism in London in 2009. Some people in the public voiced the complaint that there was only one woman among the participants, plus no black person and no one from Asia, to which Badiou remarked that it was strange how no one was bothered by the fact that there were no workers among the participants, especially given that the topic was Communism.

And, back to La La Land, we should bear in mind that the movie opens up precisely with the depiction of hundreds of precarious and/or unemployed workers on their way to Hollywood to search for a job that would boost their career. The first song (“Another Day of Sun”) shows them singing and dancing to make the time pass while they are stuck in a highway traffic jam. Mia and Sebastian, who are among them, each in his/her car, are the two who will succeed—the (obvious) exceptions. And, from this standpoint, their falling in love (which will enable their success) enters the story precisely to blur in the background the invisibility of hundreds who will fail, making it appear that it was their love (and not sheer luck) which made them special and destined to success. 

Althusser, Spinoza and Revolution in Philosophy: An Interview with Warren Montag

Baruch Spinoza
✆ Alexandre Camanho
Warren Montag interviewed by George Souvlis
George Souvlis: Would you like to present yourself by focusing on the formative experiences (academic and political) that strongly influenced you?
Warren Montag: My political and intellectual formation was governed, fittingly I suppose, by a logic of the encounter: that is, I was extraordinarily lucky. If I had not been in the right place at the right time and in proximity to the right people, I would not have thought or written as I have. In the mid to late seventies in Los Angeles (to which I returned after receiving my B.A. from UC Berkeley), I met both Geoff Goshgarian and Mike Davis and we soon formed a kind of collective with a few others (in particular I remember Samira Haj, now a historian at CUNY, I believe). We also organized a study group in which we read the three volumes of Capital, as well as Mandel’s Late Capitalism and other works.

Through Mike (who had recently returned from Britain where he had been close to the International Marxist Group [IMG]), I was introduced to the Trotskyism of the Fourth International (or more accurately its dominant tendency), that is, of Mandel, Krivine, Bensaid, Tariq Ali and others. This variant of Trotskyism, which had virtually no presence in the US at that time was very much a codification of the political experiences of 1968 internationally, combining a notion of the direct democracy of workers’ councils, consistent opposition to the bureaucratic regimes of the USSR and its satellites, and intransigent support for anti-colonial and anti-imperialist movements around the world. 

19/2/17

El joven Karl Marx: Una historia inteligente de amistad comunista

Peter Bradshaw

Raoul Peck es el cineasta haitiano con una candidatura al Oscar este año por su documental I Am Not Your Negro sobre [el escritor afronorteamericano] James Baldwin. Acude ahora a Berlín con este drama histórico correoso y de intensa concentración, inflexiblemente intelectual, escrito en colaboración con Pascal Bonitzer, sobre el nacimiento del comunismo a mediados del siglo XIX. Y nos ofrece una sensación real de lo que significaba la política radical: hablar. Hablar, hablar y más hablar. Debería ser tedioso, pero no lo es. El espectáculo de gente ferozmente enojada que habla de ideas se vuelve de algún modo absorbente y hasta apasionante.  

Pese al título, no se trata exactamente del joven Karl Marx, más tiene que ver con el “bromance” [término para describir una película de estrecha amistad entre dos hombres] con el joven Friedrich Engels. Dada la poderosa presencia de Jenny, la mujer de Marx, casi amenazan por un microsegundo en convertirse en los Jules et Jim de la Izquierda Revolucionaria. Peck se guarda su mayor broma, o coup de cinéma, para el mismísimo final. Después de toda una película austera presentando hombres con sombrero de copa y bigotes de patillas, los títulos de crédito de cierre estallan en un estrepitoso y hasta eufórico montaje de acontecimientos políticos del siglo XX – el Che, el muro de Berlín, Ronnie y Maggie, Nelson Mandela, el movimiento “Occupy” – con acompañamiento de Bob Dylan. Nada de Stalin o de Lenin o de gulags o de Erich Honecker en el montaje, con todo.

La globalización: más allá y más acá de Donald Trump

Sobre los múltiples consensos y el liberalismo “progresista”. China, Vietnam, la ruta de las top y los movimientos en reversa. Apple, Boeing y los tamberos norteamericanos. ¿Reformar la globalización? 

Paula Bach

La defunción del nonato Tratado Transatlántico, el retiro de Estados Unidos del TPP, la –por ahora- comedia de Trump con Peña Nieto por el muro y el NAFTA, las medidas xenófobas promulgadas –luego frenadas por la Justicia- y las acaloradas discusiones sobre el “impuesto fronterizo”, hablan por sí solos tanto de los límites de la “globalización” como de los obstáculos para cercenarla. Señalamos desde esta columna que el choque entre “éxitos” y desventuras de la globalización dibujaba el terreno más escabroso que tendría que transitar el novel presidente norteamericano. Y, efectivamente, si Wall Street recibió su asunción con una cálida bienvenida superando la barrera de los 20 mil puntos, la firma del decreto que suspendía temporalmente el programa para aceptar refugiados y limitaba el ingreso de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, no tuvo igual acogida. Wall Street mostró su peor caída en un año. Es que Wall Street habla y en un sentido parece estarle diciendo a Trump que se cuide con el nivel arancelario para importaciones mexicanas y chinas… Discúlpesenos la digresión pero Trump también respondió decretando el inicio del proceso de revisión de la ley Dodd Frank –una regulación financiera débil implementada en 2010 por la administración Obama- y adelantó luego que anunciaría rebajas impositivas. Las bolsas volvieron a subir…Hay ahí un diálogo sintomático e imperdible.