Martin Heidegger ✆ Herbert Bayer |
Luis Fernando
Moreno Claros
El mundo académico de la filosofía tardó tiempo en asimilar que uno de los grandes filósofos del siglo XX, el alemán Martin Heidegger (1889-1976) —autor del rompedor Ser y tiempo (1927)—, simpatizó con el nazismo y aclamó a Hitler. Sólo fue un “error pasajero”, dijeron al principio, ya que el propio filósofo así lo dejó dicho en su célebre entrevista para Der Spiegel. Sus admiradores se tragaron el hueso: peccata minuta si fue nazi circunstancial y a medias; además, él mismo escribió: “Hay grandeza en el errar” y “el extravío es el regalo oculto de la verdad”.
El mundo académico de la filosofía tardó tiempo en asimilar que uno de los grandes filósofos del siglo XX, el alemán Martin Heidegger (1889-1976) —autor del rompedor Ser y tiempo (1927)—, simpatizó con el nazismo y aclamó a Hitler. Sólo fue un “error pasajero”, dijeron al principio, ya que el propio filósofo así lo dejó dicho en su célebre entrevista para Der Spiegel. Sus admiradores se tragaron el hueso: peccata minuta si fue nazi circunstancial y a medias; además, él mismo escribió: “Hay grandeza en el errar” y “el extravío es el regalo oculto de la verdad”.
Otro
delicado asunto ha salido a la luz con la publicación en Alemania desde 2013 de
las sucesivas entregas de los copiosos Cuadernos negros: Heidegger, además de nazi, también fue
antisemita. Así parecen mostrarlo algunas anotaciones (pocas, pero
relevantes) que salpican aquí y allá los pensamientos misceláneos de estos Cuadernos, y así lo ven estudiosos
como Peter Trawny, Donatella di Cesare y Nicolás González Varela en sus
interpretaciones. Es menester añadir que, en efecto, a Heidegger hay que
“interpretarlo” sin descanso, pues la claridad de estilo no se contó entre sus
cortesías (si es que tuvo alguna); escribía en una jerga particular, críptica y
oscura hasta para los iniciados.