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Antonio Machado @ Antonio Burgos
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Eduardo Zeind Palafox
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Especial para La Página
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Las cuerdas, apuntó Goethe, sirven para hacer liras, pero
también para hacer arcos y para disparar flechas. Esta analogía me hace pensar
en el lirismo, que no es otra cosa que el desarrollo poético de la lira,
instrumento musical apto para expresar los sentimientos humanos, que son
delicados para la burda y enorme mano de Dios.
Sólo Aldous Huxley supo enseñarme el arte de la apreciación
vibrante. De él aprendí a escuchar los diálogos o los triángulos comunicantes
que urde la música. Tradicionales señoras de madera, modernos precursores
(percusiones) de aluminio, trémulas melodías y graves sonoros, conversan,
versan, versifican.
"Cave
musicam", solía decir el somnoliento e insolente Nietzsche. La música
paraliza, sublima, es decir, amenaza. Pero sólo la música nos traslada hasta la
realidad, enseñaba Schopenhauer, filósofo que jamás olvidaba interpretar alguna
pieza del itálico Rossini.