1.- Movilización condicional
Especial para La Página |
Después de las cruentas experiencias
dictatoriales en América Latina, y muy especialmente en Chile, ha emergido una revalorización
del concepto de “democracia” y “Derechos Humanos” Esta valorización corre paralela a un
descrédito de cualquier forma de “violencia” en el ámbito político y social. En
su aspecto positivo, se puede alegar que se trata de una suerte de aprendizaje
social ante la brutal barbarie del secuestro, la tortura y el asesinato como
prácticas asociadas a los aparatos de seguridad propios de los gobiernos
militares. Sin embargo, en su aspecto negativo, se puede constatar que esta
“dulcificación” de las pugnas políticas escamotea, precisamente, su condición
agonística, confrontacional.
Las protestas estudiantiles se enmarcan,
desde luego, en este “ethos” almibarado y “soft” que preside nuestra democracia
pos dictatorial. Se puede decir que, desde un punto de vista meta
histórico, nuestra sociedad se aleja del
clima trágico de la era Pinochet para inaugurar un tiempo de comedia o farsa.
Nada hay nada de peyorativo en esta constatación, sino que más bien nos invita
a pensar el presente tal como insinúa Marx en aquella famosa sentencia que
estampara en El 18 Brumario: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes
hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos
veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como
farsa.”