Especial para La Página |
Hemos
asistido a una grotesca escena surrealista: el presidente Piñera, uno de los
hombres más ricos de la región, ha anunciado a todos los chilenos que la
pobreza entre nosotros ha disminuido, mientras uno de sus ministros nos aclara
que esto “no es casualidad” sino que se lo debemos a las políticas públicas implementadas
por su gobierno. Como todas las buenas noticias, se trata una verdad a medias,
pues si bien los indigentes han disminuido, la pobreza considerada en su
totalidad tiende a aumentar. El país sigue estancado en una desigualdad que
vivimos cotidianamente.
La
triste realidad que no alcanza a ser opacada por la demagogia del actual
gobierno de derechas es que mientras lasIsapresy otras grandes empresas sacan
sus cuentas en millones de dólares, en el parlamento se discute si aumentar o
no el sueldo mínimo en algunos centavos y se rechaza cualquier medida que
fiscalice el lucro en la educación chilena. La triste realidad es que los
trabajadores, hombres y mujeres, pagan con sus bajos salarios el
enriquecimiento de una minoría que los despoja de toda dignidad.