Bailando un minuet, en un salón de la Caracas mantuana |
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Especial para La Página |
Desde 1492, trabuco genocida en una mano y catecismo del dogma importado en la otra,
mantuanos en Venezuela, cachacos en Colombia, momios en Chile, godos en todas
partes predicaron primero sumisión al encomendero católico, luego
subordinación al terrateniente oligarca,
después acatamiento al Gendarme
Necesario positivista, finalmente reverencia hacia el 'marine' y la
transnacional. Ecos fieles del poder, apenas en las últimas décadas soñaron
suplantarlo con antipolítica y dictadura
mediática. El mantuanismo intelectual reduce su proyecto a la implantación del
privilegio, la discriminación étnica y social y el remedo de la cultura de la
metrópoli de turno mediante el monopolio de la policía y los aparatos
ideológicos.