“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

16/10/15

Franz Kafka y ‘La metamorfosis’: la increíble y triste historia del hombre que se convirtió en insecto

Gregorio Samsa y ‘La metamorfosis’ cumplen 100 años. El extenso relato de Franz Kafka, que apareció en una revista en octubre de 1915, es uno de los textos más conocidos del escritor checo y es clave en su universo literario
Demian Orosz   |   Una de las pesadillas de Kafka era que alguien tuviera la horrible idea de dibujar la alimaña, el indeterminado insecto en el que Gregorio Samsa se ve convertido la mañana en que, tras un sueño apenas intranquilo, su aspecto y su vida cambian para siempre. El escritor temía que una ilustración de la criatura que desata el espanto familiar apareciera en la portada de la primera edición de La metamorfosis. Pocos días después de haber entregado las pruebas corregidas, en una carta fechada el 25 de octubre de 1915, Kafka escribe a la editorial combinando ruegos y advertencias sobre lo inconveniente que resultaría, incluso, mostrarla de lejos. Su preocupación no parece del todo infundada si se considera la cantidad de veces que el bicho ha sido interpretado visualmente, sin contar los casos en que los retratos de Kafka mutan en alguna versión del insecto.

La metamorfosis se publicó primero en la revista Die Weissen Blätter, en octubre de 1915, casi tres años después de que el relato estuviera concluido y fuera guardado en un cajón a la espera de un editor. 

La pequeña historia de Tommie “Jet” Smith, John Carlos y el tercero de la foto: Peter Norman

Tommie “Jet” Smith, John Carlos
y el tercero de la foto: Peter Norman
Juan Forn   |   Todos conocemos la imagen: se ha vuelto ícono e incluso estatua, sólo que en la estatua se eliminó a uno de sus tres protagonistas. No es una crítica ni una denuncia: también nosotros eliminamos mentalmente de la foto a aquel flaquito pelirrojo que parecía estar de prestado en la escena. El año era 1968: la masacre de My Lai en Vietnam, el Mayo francés, los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy en Estados Unidos, los tanques rusos acabando con la Primavera de Praga, la matanza de Tlatelolco y, apenas unos días después, empiezan las Olimpíadas, precisamente en México, con la sangre de los estudiantes muertos todavía fresca. En la final de los 200 metros llanos, el podio es ocupado por dos atletas negros norteamericanos y un australiano, bastante más bajito y esmirriado que ellos. Los dos negros suben a recibir sus medallas descalzos y con un guante negro cada uno, y cuando suena el himno americano bajan sus cabezas y alzan el puño enguantado, haciendo el saludo de los Panteras Negras (iban también descalzos, en alusión a sus hermanos de raza de los algodonales de Luisiana, que no tenían derecho a usar calzado). La foto dio la vuelta al mundo: en el reino de la confraternidad ecuménica a través del deporte, hacía su fulminante ingreso la protesta política. Casi medio siglo después me escribe un lector, uno de esos lectores exigentes que es una bendición tener, y me pide que cuente la historia de la foto y del blanquito que aparece en ella de prestado: el australiano Peter Norman. Yo tenía ocho años en 1968, y había sido educado en los valores del Barón de Coubertin: me acuerdo todavía de la consternación que despertó aquel episodio pero, como el resto del mundo, lo ignoraba todo sobre Peter Norman.

15/10/15

Bertolt Brecht & György Lukács: comunistas ejemplares

Bertold Bretch ✆ David Levine
György Lukács ✆ David Levine
Pepe Gutiérrez-Álvarez   |   Hay un momento en el documental sobre los niños del franquismo, de Montse Armengol, en la que la responsable de ellos en los primeros tiempos del franquismo, se ve agobiada por los datos que se le están planteando por lo que decide pasar al ataque. No puede negar lo que le cuentan, pero tiene una defensa: el comunismo era peor, mucho peor. Por supuesto, el comunismo era el Stalin de treinta, pero ellos ya lo describían así desde Octubre de 1917. Esto que en su momento expresaba la opinión de la extrema derecha, se ha convertido en una ley de bronce de los medios en los que, por citar únicamente un par de ejemplos, dos personajes de la talla de Bertolt Brecht (1898-1956) y György von Lukács (1885-1971), han pasado a ser poco menos que “comisarios” del Koba, sin más derecho que el que le puedan otorgar las revistas minoritarias. Un buen ejemplo de esta actitud la representó sin complejos César Antonio Molina, y lo hizo en lejano un artículo titulado   El KGB de la cultura 1/ firmado por (director del Instituto Cervantes). Uno se podría creer que el autor hablaría de los responsables “culturales” de este siniestro departamento, pero me encuentro que con motivos de sus respectivos aniversarios, el autor juzga a dos de los mayores intelectuales del siglo XX, Bertolt Brecht (1898-1956) y György Lukács (1885-1971).

12/10/15

El pueblo es sabio y paciente

Gustavo Márquez Marín   |   Se están cumpliendo tres años del último Consejo de Ministros que presidió el Comandante Chávez, en el que exigió a su equipo de gobierno hacer una autocrítica para rectificar el rumbo, para aprender de los desaciertos y reimpulsar el proceso, para dar un “golpe de timón” que aún sigue pendiente. Después de 17 años de revolución bolivariana,  lo responsable es hacer un balance profundo, pedagógico y abierto, teniendo como referente el Programa de la Patria.

La reflexión autocrítica es vital, porque no es suficiente dar por sentado teóricamente el carácter anticolonial, antiimperialista, anticapitalista y ecosocialista de la revolución, ya que es con la reflexión permanente sobre la praxis, como se  irá desbrozando el camino de la transición hacia una sociedad emancipada en la que impere la justicia,  la paz y “un modo sustancialmente democrático de control social y autogestión general” como dice Mészáros.  Sin ese ejercicio, no hay garantía de que se mantenga la direccionalidad estratégica en medio del asedio sin tregua del imperialismo y sus lacayos, en su intento por apoderarse de la mayor reserva petrolera del mundo.

11/10/15

Walter Benjamin & Leon Trotsky: ‘Sobre una relación de afinidad electiva’

Enzo Traverso   |   Hace 50 años, a algunas semanas de distancia el uno del otro, dos figuras centrales de la cultura y del pensamiento marxistas de este siglo encontraron la muerte *[1]: León Trotsky y Walter Benjamin. El primero, exiliado en México, fue asesinado con un piolet por un agente estalinista; el segundo se suicidó en Port-Bou, en la frontera española, por temor a ser entregado a los nazis quienes acababan de ocupar Francia, la tierra en que vivió desde su exilio después de 1933. No hay ningún azar en este doble aniversario. Víctimas respectivamente del estalinismo y del fascismo, Trotsky y Benjamin encarnan –en planos diferentes– la lucha por la utopía comunista en medio de un mundo que marcha hacia la catástrofe; es por ello que sus muertes se nos presentan cargadas de un fuerte valor simbólico.

10/10/15

‘Blackmail’ y otras viejas películas de Alfred Hitchcock

 “Un clásico nunca agota lo que tiene que decir(nos)”Ítalo Calvino 
 
J.R. Concepción Llanes   |  Cuando Hitchcock era simplemente Alfred, se ganaba la vida como rotulador de la productora Famous Players Lasky. El pequeño mofletudo de 21 años, soñaba con mujeres rubias que le obedecían a sus caprichos, pero su físico era un obstáculo para sus deseos. Una barrera que llegó a ser de 1,70 metros de alto y casi 300 libras de peso. Por entonces, descubrió que quería ser director de cine. El mejor de todos. No existía otra meta para el futuro genio británico, para quien sería Sir Alfred Joseph Hitchcock. En 56 títulos, dirigió a tantas rubias como quiso y se consagró como el rey del suspense.

Es difícil encontrar a otro maestro del séptimo arte tan prolífero y exquisito como Hitchcock. Mantuvo sus filmes en la cima durante seis décadas. Mientras otros no pudieron transitar del cine mudo al sonoro o trasladar el éxito alcanzado en su país natal a Hollywood, el londinense fue considerado un maestro en Inglaterra y Estados Unidos, y produjo a ritmo de un título por año en Norteamérica. Complació tanto al público como a la crítica e incluyó el sonido para aumentar aún más los momentos de tensión y ansiedad, que tanto se jactaba de lograr.

Roberto Rossellini bautiza el realismo

Álvaro del Amo   |   [En] Madrid se vuelven a programar breves ciclos retrospectivos con copias nuevas y restauradas, dedicados a directores que merecen el calificativo de clásicos. El reciente protagonizado por el realizador italiano Roberto Rossellini (1906-1977), uno de los nombres clave de la historia del cine, ofrece al cinéfilo el regalo de una nueva visita al viejo y admirado pariente, con la satisfacción suplementaria de prescindir, al menos en esta ocasión, del siempre un poco turbio adjetivo. Porque si el cinéfilo admite reconocerse en un epíteto, por otra parte pasado de moda, con la mínima valentía de quien declara su alejamiento respecto a la deriva actual de lo que se llamó el séptimo arte, tampoco puede ocultar un cierto alivio cuando siente que no será tan reaccionario cuando la revisión del pasado resulta tan actual. Los espectadores que acudieron a los Verdi a ver, o volver a ver, Roma, cittá aperta; Paisà; Stromboli; Europa 51 o Francesco, giullare di Dio es muy probable que no compartieran la impresión de encontrarse visitando un museo o rindiendo tributo a una estética pretérita. Lo que las imágenes –remozadas por las avanzadas técnicas quirúrgicas aplicadas al celuloide– comunicaban nada tenía que ver con la arqueología. Aquello vivía con la inmediatez del presente, con la contundencia de una actualidad que la propia actualidad niega a menudo, descuidada a la hora de preocuparse por su representación. La recuperación de las películas del director romano, tan lozanas y percutientes como si acabaran de nacer, liberaban al cinéfilo de su condición de reaccionario, pues si el ayer resucita en el hoy no se celebra la efemérides de un muerto, sino el gozo de que el anciano siga pareciendo un jovenzuelo a su edad provecta.

5/10/15

Alvar Aalto / Arquitectura orgánica, síntesis y armonía

Alvar Aalto ✆ Rufus & Jason
Higinio Polo   |   “Todo lo que es superfluo se vuelve feo con el tiempo”, dijo Alvar Aalto, el arquitecto funcionalista orgánico que rechazaba el ascendiente de Le Corbusier o de Wright en su obra, y, en cambio, consideraba que las mayores influencias en su arquitectura venían de sus padres, de su infancia y de los lugares donde creció y se hizo adulto. Aalto, era hijo de un topógrafo y una funcionaria de Correos, hablaba sueco, y nació en el Imperio ruso. Cuando inició sus estudios de arquitectura en Helsinki, Finlandia era todavía territorio del imperio zarista, aunque la revolución bolchevique cambiaría las cosas. Era un hombre que estimaba a escritores como Anatole France y Ludwig Holberg, y quería capturar la estética, en una armonía con la vida arraigada en la soledad finesa, y repartía la luz y anudaba las necesidades humanas para crear una arquitectura multisensorial, donde los materiales ayudaban a dar satisfacción al habitante, al ser humano, en un minucioso espacio en cuya definición fue decisivo el trabajo de Moholy-Nagy con los materiales y la luz. Si hoy los arquitectos-estrella crean grandes edificios y conjuntos, semejantes a los grandes palacios y mansiones de siglos anteriores, Aalto insistía en los proyectos para viviendas.

4/10/15

Kim Soohaeng, patriarca de la economía marxista en Corea del Sur

Foto: Kim Soohaeng
Jeong Seonjin   |   El profesor Kim Soohaeng, el economista marxista más conocido de Corea del Sur, murió de un ataque al corazón el 1 de agosto a la edad de 72 años. Le sobreviven su esposa y dos hijos. Más de doscientas personas asistieron a una ceremonia en memoria de Kim el 7 de agosto en la Universidad Sung Kong Hoe, donde enseñó hasta su muerte, y sus alumnos, con activistas de las principales organizaciones progresistas coreanas, han creado la Fundación Kim Soohaeng. 

Kim jugó un papel central a la hora de conseguir "derechos civiles" para el marxismo en Corea del Sur, donde había sido duramente reprimido desde la década de 1950. Kim consiguió hacer un hueco para el marxismo en el mundo académico a través de la traducción, el estudio y la enseñanza de El Capital de Marx. El logro más importante de Kim fue la traducción de los tres volúmenes de El Capital de Karl Marx al coreano. Aunque existían traducciones anteriores al coreano de El Capital de Marx, la traducción de Kim Soohaeng en 1989/90 fue la primera versión coreana completa de los tres volúmenes de El Capital de Marx que se publicó en Corea del Sur. Este fue un momento crucial para el marxismo en Corea del Sur, después de casi medio siglo de prohibición tras la Guerra de Corea. Otro estudioso, Kim Tae-gyung, había sido encarcelado por publicar una traducción del primer volumen de El Capital de Marx en 1987, bajo la anticomunista Ley de Seguridad del Estado de Corea del Sur, pero fue puesto en libertad en 1988 gracias a la presión de la sociedad civil.

28/9/15

Teoría económica y políticas económicas

Theotonio Dos Santos   |   Muchos gobiernos electos están subyugados a sus bancos centrales, bajo el pretexto de que son instituciones independientes, por encima de las prácticas "inmorales" de los políticos. Por "política" debe entenderse elecciones y la participación de los pueblos que son los principales afectados por las decisiones de los políticos y las acciones “políticas” de estos bancos. Es así como intereses absolutamente minoritarios de la población rigen la economía mundial y consiguen obligar a las grandes mayorías a someterse a la dictadura tecnocrática llamada Bancos Centrales 'independientes'. La misión de estas instituciones es transferir, bajo las más diversas formas, masas colosales de riqueza al "mercado" financiero. Se trata de una expropiación de los recursos obtenidos por los distintos tipos de ingresos fiscales para transferirlos al sistema financiero bajo los pretextos más increíbles y las maneras más inventivas.

►Português
Es extraño observar cómo esta modalidad violenta de capitalismo de Estado se realiza en un ambiente ideológico dominado por los principios doctrinales del neoliberalismo, apoyándose siempre en la famosa frase de la Sra. Thatcher de que "no hay alternativa". Se trata de una expresión de determinismo económico que se torna incluso ridícula cuando vemos la realidad histórica que tratan de describir estos pretendidos instrumentos científicos. Ya hemos dicho en varias ocasiones que este espectacular aparato ideológico se parece estrechamente al mundo intelectual católico fundado en la escolástica tomista que dominó por muchos siglos la economía feudal europeo y que disponía de enormes poderes estatales y religiosos para torturar e incluso condenar a muerte a los "herejes", representantes de la nueva onda filosófica y científica liderada por las burguesías en expansión material y financiera.

26/9/15

Walter Benjamin: crítica de la cultura política

En la ciudad fronteriza de Portbou –una parada en su precario camino escapando del nazismo–, creyéndose cercado y ante la posibilidad de ser deportado a Alemania, donde un marxista y judío como él no podía esperar sino un cruel destino, Walter Benjamin decide suicidarse hace hoy 75 años. Sus aportes a la crítica de la cultura no han dejado desde entonces de ser tan productivos como polémicos.
Walter Benjamin ✆ Arton
Ariane Díaz   |   Benjamin fue parte de una generación de intelectuales alemanes que además de atravesar dos guerras mundiales, fue testigo en pocos años de una efímera república de Weimar carcomida por la crisis económica, tres intentos revolucionarios fallidos y, finalmente el ascenso del nazismo. Se acerca al marxismo en la década de 1920, ya cerca de sus 30 años, impactado por la lectura de Historia y conciencia de clase, de Lukács, y por su relación con la comunista rusa Asja Lacis, que lo pondrá en contacto con algunas de las experiencias artísticas de la URSS. Aunque su larga amistad con Gershom Scholem –teólogo del judaísmo–, y con Bertolt Brecht –famoso dramaturgo vanguardista–, marcarán también su obra con improntas particulares y en muchos casos contradictorias, su trabajo filosófico y crítico tendrá una estrecha relación con los desarrollos de miembros prominentes de la Escuela de Frankfurt, como Theodor Adorno y Max Horkheimer; por ello se lo suele considerar miembro de dicho Instituto, aunque estrictamente no lo fuera.

25/9/15

Los dibujos de Victor Hugo

 “Para pintar una batalla, se necesita uno de esos pintores poderosos que tenga algo del caos en el pincel” Victor Hugo
Victor Hugo ✆ Gilbert Stuart
 
Alberto Ruiz de Samaniego   |   En Victor Hugo, la meditación es siempre líquida. Situado en la estela de Nerval, el ensueño en él no hace más que derramarse como fluido eruptivo sobre la vida cierta o visible. “Bajo algunos soplos violentos del interior del alma”, escribe Hugo, “el pensamiento se convulsiona, se eleva, y de él sale algo parecido al rugido sordo de la ola” (El hombre que ríe, IV, 1). Océano o caos, las salvajes oscilaciones de la naturaleza aparecen aquí como estados de la mayor profundidad de la conciencia, en esa suerte de analogía universal que caracterizó el concepto romántico de la poesía, ya desde los alemanes[1]. Por eso la contemplación, la observación de un paisaje, por ejemplo, deviene siempre abandono o hundimiento en una insondable condición interior del hombre, que, por supuesto, ya no le pertenece.

Hay siempre algo inhumano en los dibujos de Hugo. O a-humano: es la fuerza del universo, el arrastre de los elementos, la plenitud de una multiforme presencia cósmica que se hace visible en una correspondencia espiritual tan sombría como inhóspita. Imagen-turbulencia, abertura temible que fascina y espanta entre el afuera del hombre y su alma pre-consciente; expresión de una fuerza vital, con toda su potencia y aspereza, que sobrepasa en mucho cualquier medida humana[2]. Pues “la geometría engaña: sólo el huracán es verdadero” (Los miserables II, I, 5).