Gradina din Valeni @ Nicolae Tonitza |
El 27 de abril, el gobierno rumano encabezado por Mihai
Răzvan Ungureanu cayó tras una moción de censura aprobada con 235 votos a
favor, 9 en contra y 4 votos anulados. Según la agencia Mediafax, tras el
anuncio del desplome del Gobierno, el curso del cambio a leu/euro alcanzó su
máximo histórico con 4,4010 lei por 1 euro. Mihai Tănăsescu, el representante
de Rumanía en las negociaciones con el FMI declaró entonces que se suspendían
las negociaciones [1]. Mihai Răzvan Ungureanu, el ex primer ministro, fue
nombrado tras las protestas del mes de enero que se llevaron por delante al
gobierno representado por Emil Boc. El detonante en aquellas protestas fue la
nueva Ley de Privatización de los Servicios para la Salud. No obstante, el
cambio protagonizado durante el mes de enero se resumía a un gesto estético: la
sustitución del antiguo primer ministro, Emil Boc, por una figura joven, un
tecnócrata. Mihai Răzvan Ungureanu encarnaba a la perfección el cambio de aires
del momento: colocar en los gobiernos a «expertos» dóciles ante las agendas del
FMI.