Jesús Dapena Botero
Definitivamente Cinema Paradiso es cine de verdad. Yo la pondría dentro de las
diez mejores películas que he visto a lo largo de mi vida. Es cine de veras
pues si tratáramos de hacer un resumen del argumento nos resultaría una frase
simplona: Remembranzas de infancia y juventud de un director de cine; pues la
película es una cinta que, para comprenderla hay que mirarla una y mil veces,
una experiencia que nunca resultará fatigante, ya que es todo un placer verla
para introducirnos en el mundo de Giancaldo, una aldea humilde, de gentes sencillas,
evocadora del Anacapri de Axel Munthe en su Historia de San Michele, que hace
de la película casi un documento fílmico y humano, con una extraordinaria
simplicidad, que la hace casi el atributo de un genio, quien logra realizar una
obra maestra, un poco, también, a la manera de la filmografía de Ermanno Olmi
con su sensibilidad hacia la gente humilde, con su enorme empatía por el mundo
campesino, que le permite hacer una descripción muy respetuosa de los valores
de esa gente del pueblo, así la película no esté articulada por grandes
peripecias y más bien sea un canto a la sobriedad, llena de lirismo, de una
manera sublime, de una aldea, que ocupa en la historia, una zona transicional
entre la tradición y el progreso, donde lo más avanzado es la sala de cine, con
sus historias excitantes, épicas, cómicas o melodramáticas, que aúnan a toda la
comunidad.