“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

21/10/15

La dimensión socio-transformadora en el pensamiento de Chávez

Apuntes para el aprendizaje y des-aprendizaje en la experiencia socialista cubana
Geydis Elena Fundora Nevot   |   Para dimensionar la obra y el pensamiento de Chávez, es pertinente comenzar por una reflexión que sirva como punto de partida: Pongámonos a pensar si nosotros, como sujetos históricos, tuviéramos el reto de transformar una sociedad víctima de años de dominación económica, política, cultural, por el capitalismo salvaje; que ha dejado como saldo histórico una sociedad desmemoriada, despolitizada, con poco sentido del momento histórico; fraccionada, atomizada, desagregada; altamente condicionada por los medios de comunicación y fácil de manipular; con vacíos educacionales acumulados; con notables brechas de equidad de género, étnico-raciales, territoriales, de estratos sociales, con una notable exclusión social; a la que le han arrebatado la dignidad; con una tendencia cultural pro-norteamericana; con una cultura de desorganización social, poca sistematización, improvisación y sedentarismo; con hiperconsumismo; con concepciones de pseudolibertad; una sociedad con una cultura instalada del miedo y la inseguridad; con una trasmisión intergeneracional de valores contrarios a la Revolución como la corrupción, el individualismo, la realización material por encima de la espiritual, el clientelismo político, la deslealtad, la traición; y con una desconexión del plano internacional. Si tuviéramos el reto de convertir esta sociedad en una revolución, pero no una cualquiera, sino en una Revolución Bolivariana, ¿qué haríamos…?

19/10/15

Peor que una cabeza de cerdo: Los crímenes de David Cameron

Eugene Nulman   |   Hay muchas cosas adicionales, e igualmente repugnantes que David Cameron ha hecho. Sí, el primer ministro del Reino Unido tuvo relaciones íntimas con la cabeza de un cerdo muerto (supuestamente). Pero hay cosas peores.

Mi página de Facebook está inundada con los memes de la reciente noticia de que el líder del partido conservador y primer ministro del Reino Unido no es tan conservador cuando se trata de etiqueta en las cenas. Una biografía "no autorizada" que dice-todo de David Cameron, describe una historia en la que un joven Cameron había "insertado una parte privada de su anatomía” en la boca de un cerdo muerto en un almuerzo exclusivo de sociedad. Huelga decir que en muchos de los memes se ve a una cabeza de cerdo muy angustiada.

Fronteras de muerte | Ante el fin del Tratado de Schengen

Marco Bascetta   |   El Tratado de Schengen está a un paso de su final. No en el sentido de una suspensión temporal, sino en el de su definitiva sepultura más o menos disfrazada. Y, una vez decaído el derecho a libre circulación de personas en la Unión Europea, el paso hacia su completa descomposición llegará en breve. Los tratados europeos, como sabemos, prevén suspensiones y exenciones para casos de emergencia, lo que a primera vista parece razonable. Pero emergencia es una expresión nada unívoca. A veces se refiere a algo muy real, como la señal de alarma lanzada desde las costas mediterráneas de Italia y Grecia, escuchada tarde y con muchas reticencias, y a veces deriva de la arbitrariedad de tal o cual interés nacional o de una enfatización instrumental de amenazas imaginarias.
  
►Italiano
En el caso de la gran oleada migratoria poca diferencia hay entre suspensión y abolición de Schengen, al tratarse de un proceso de larga duración, estimada en unas dos décadas por algunos en Estados Unidos. El retorno de las fronteras es una cadena a la que será imposible imponer una regla común. Incluso aunque todos los Estados aceptasen su parte de refugiados, ¿cómo se obligará a éstos a aceptar el lugar asignado y quedar apresados en él?

18/10/15

La construcción del enemigo | Armar hasta los dientes a un enemigo de su gran enemigo, y luego su aliado…

José Pablo Feinmann   |   Nadie, ningún politólogo serio, negaría hoy que las dos bombas atómicas arrojadas por los norteamericanos en Japón fueron, no sólo para terminar la guerra, sino para evitar que los soviéticos se adueñaran del imperio de Hirohito. Y para exhibirles, como modo de amedrentamiento, el devastador poderío nuclear de los Estados Unidos. El miedo a la “ola roja”, a su expansión, a sus conquistas, funcionó una vez más. Había que tirar esas bombas: para liquidar a los japs, desde luego, pero –proyectando las cosas hacia el futuro– porque todos sabían que la nueva guerra ya había estallado. La nueva, la verdadera, la que enfrentaba a los auténticos adversarios: occidente y el oriente soviético.

Entonces, ¿qué clase de guerra había sido la llamada “segunda”? Muchos, todavía hoy, no saben responder esa pregunta. La nebulosa del enfrentamiento entre las democracias de Occidente y el totalitarismo nacional-socialista lo cubre todo, cree y dice ofrecer las respuestas, pero no, miente. Hitler fue, desde un principio, un aliado del occidente capitalista. Pese a su elocuencia, a su oratoria frenética contra la mediocridad burguesa, el Führer, y quienes lo rodeaban, eran enemigos de los bolcheviques.

16/10/15

Cinco Tesis sobre el Derecho a la Paz en Colombia

Foto: Juan Manuel Santos, Raúl Castro Ruz
& Timoléon Jiménez [a] 'Timochenko'
A la memoria de Carlos Gaviria Díaz
Ricardo Sánchez Ángel    |   El siguiente artículo explora, desde la perspectiva histórica del derecho, cinco dimensiones sobre la paz en Colombia. Propone un breve recorrido histórico por el constitucionalismo internacional con el fin de destacar la centralidad del Derecho a la Paz como derecho supremo y garante de la vida humana. En esa misma dirección, explora algunas características del conflicto armado colombiano y plantea que, en este escenario bélico en que ninguna de las partes ha sido completamente derrotada, la consecución de la paz es la condición necesaria para el logro de un país con justicia social y libertades de todo orden. La terminación del conflicto se constituye de esta manera como la primera y más decisiva reparación a las victimas bajo el postulado de que la peor impunidad es continuar la guerra. El artículo advierte el peligro de establecer una paz de los vencedores al decretar la muerte política y civil de los combatientes en el contexto de la violencia política que ha caracterizado el desarrollo histórico de la sociedad colombiana.

Franz Kafka y ‘La metamorfosis’: la increíble y triste historia del hombre que se convirtió en insecto

Gregorio Samsa y ‘La metamorfosis’ cumplen 100 años. El extenso relato de Franz Kafka, que apareció en una revista en octubre de 1915, es uno de los textos más conocidos del escritor checo y es clave en su universo literario
Demian Orosz   |   Una de las pesadillas de Kafka era que alguien tuviera la horrible idea de dibujar la alimaña, el indeterminado insecto en el que Gregorio Samsa se ve convertido la mañana en que, tras un sueño apenas intranquilo, su aspecto y su vida cambian para siempre. El escritor temía que una ilustración de la criatura que desata el espanto familiar apareciera en la portada de la primera edición de La metamorfosis. Pocos días después de haber entregado las pruebas corregidas, en una carta fechada el 25 de octubre de 1915, Kafka escribe a la editorial combinando ruegos y advertencias sobre lo inconveniente que resultaría, incluso, mostrarla de lejos. Su preocupación no parece del todo infundada si se considera la cantidad de veces que el bicho ha sido interpretado visualmente, sin contar los casos en que los retratos de Kafka mutan en alguna versión del insecto.

La metamorfosis se publicó primero en la revista Die Weissen Blätter, en octubre de 1915, casi tres años después de que el relato estuviera concluido y fuera guardado en un cajón a la espera de un editor. 

La pequeña historia de Tommie “Jet” Smith, John Carlos y el tercero de la foto: Peter Norman

Tommie “Jet” Smith, John Carlos
y el tercero de la foto: Peter Norman
Juan Forn   |   Todos conocemos la imagen: se ha vuelto ícono e incluso estatua, sólo que en la estatua se eliminó a uno de sus tres protagonistas. No es una crítica ni una denuncia: también nosotros eliminamos mentalmente de la foto a aquel flaquito pelirrojo que parecía estar de prestado en la escena. El año era 1968: la masacre de My Lai en Vietnam, el Mayo francés, los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy en Estados Unidos, los tanques rusos acabando con la Primavera de Praga, la matanza de Tlatelolco y, apenas unos días después, empiezan las Olimpíadas, precisamente en México, con la sangre de los estudiantes muertos todavía fresca. En la final de los 200 metros llanos, el podio es ocupado por dos atletas negros norteamericanos y un australiano, bastante más bajito y esmirriado que ellos. Los dos negros suben a recibir sus medallas descalzos y con un guante negro cada uno, y cuando suena el himno americano bajan sus cabezas y alzan el puño enguantado, haciendo el saludo de los Panteras Negras (iban también descalzos, en alusión a sus hermanos de raza de los algodonales de Luisiana, que no tenían derecho a usar calzado). La foto dio la vuelta al mundo: en el reino de la confraternidad ecuménica a través del deporte, hacía su fulminante ingreso la protesta política. Casi medio siglo después me escribe un lector, uno de esos lectores exigentes que es una bendición tener, y me pide que cuente la historia de la foto y del blanquito que aparece en ella de prestado: el australiano Peter Norman. Yo tenía ocho años en 1968, y había sido educado en los valores del Barón de Coubertin: me acuerdo todavía de la consternación que despertó aquel episodio pero, como el resto del mundo, lo ignoraba todo sobre Peter Norman.

15/10/15

Bertolt Brecht & György Lukács: comunistas ejemplares

Bertold Bretch ✆ David Levine
György Lukács ✆ David Levine
Pepe Gutiérrez-Álvarez   |   Hay un momento en el documental sobre los niños del franquismo, de Montse Armengol, en la que la responsable de ellos en los primeros tiempos del franquismo, se ve agobiada por los datos que se le están planteando por lo que decide pasar al ataque. No puede negar lo que le cuentan, pero tiene una defensa: el comunismo era peor, mucho peor. Por supuesto, el comunismo era el Stalin de treinta, pero ellos ya lo describían así desde Octubre de 1917. Esto que en su momento expresaba la opinión de la extrema derecha, se ha convertido en una ley de bronce de los medios en los que, por citar únicamente un par de ejemplos, dos personajes de la talla de Bertolt Brecht (1898-1956) y György von Lukács (1885-1971), han pasado a ser poco menos que “comisarios” del Koba, sin más derecho que el que le puedan otorgar las revistas minoritarias. Un buen ejemplo de esta actitud la representó sin complejos César Antonio Molina, y lo hizo en lejano un artículo titulado   El KGB de la cultura 1/ firmado por (director del Instituto Cervantes). Uno se podría creer que el autor hablaría de los responsables “culturales” de este siniestro departamento, pero me encuentro que con motivos de sus respectivos aniversarios, el autor juzga a dos de los mayores intelectuales del siglo XX, Bertolt Brecht (1898-1956) y György Lukács (1885-1971).

12/10/15

El pueblo es sabio y paciente

Gustavo Márquez Marín   |   Se están cumpliendo tres años del último Consejo de Ministros que presidió el Comandante Chávez, en el que exigió a su equipo de gobierno hacer una autocrítica para rectificar el rumbo, para aprender de los desaciertos y reimpulsar el proceso, para dar un “golpe de timón” que aún sigue pendiente. Después de 17 años de revolución bolivariana,  lo responsable es hacer un balance profundo, pedagógico y abierto, teniendo como referente el Programa de la Patria.

La reflexión autocrítica es vital, porque no es suficiente dar por sentado teóricamente el carácter anticolonial, antiimperialista, anticapitalista y ecosocialista de la revolución, ya que es con la reflexión permanente sobre la praxis, como se  irá desbrozando el camino de la transición hacia una sociedad emancipada en la que impere la justicia,  la paz y “un modo sustancialmente democrático de control social y autogestión general” como dice Mészáros.  Sin ese ejercicio, no hay garantía de que se mantenga la direccionalidad estratégica en medio del asedio sin tregua del imperialismo y sus lacayos, en su intento por apoderarse de la mayor reserva petrolera del mundo.

11/10/15

Walter Benjamin & Leon Trotsky: ‘Sobre una relación de afinidad electiva’

Enzo Traverso   |   Hace 50 años, a algunas semanas de distancia el uno del otro, dos figuras centrales de la cultura y del pensamiento marxistas de este siglo encontraron la muerte *[1]: León Trotsky y Walter Benjamin. El primero, exiliado en México, fue asesinado con un piolet por un agente estalinista; el segundo se suicidó en Port-Bou, en la frontera española, por temor a ser entregado a los nazis quienes acababan de ocupar Francia, la tierra en que vivió desde su exilio después de 1933. No hay ningún azar en este doble aniversario. Víctimas respectivamente del estalinismo y del fascismo, Trotsky y Benjamin encarnan –en planos diferentes– la lucha por la utopía comunista en medio de un mundo que marcha hacia la catástrofe; es por ello que sus muertes se nos presentan cargadas de un fuerte valor simbólico.

10/10/15

‘Blackmail’ y otras viejas películas de Alfred Hitchcock

 “Un clásico nunca agota lo que tiene que decir(nos)”Ítalo Calvino 
 
J.R. Concepción Llanes   |  Cuando Hitchcock era simplemente Alfred, se ganaba la vida como rotulador de la productora Famous Players Lasky. El pequeño mofletudo de 21 años, soñaba con mujeres rubias que le obedecían a sus caprichos, pero su físico era un obstáculo para sus deseos. Una barrera que llegó a ser de 1,70 metros de alto y casi 300 libras de peso. Por entonces, descubrió que quería ser director de cine. El mejor de todos. No existía otra meta para el futuro genio británico, para quien sería Sir Alfred Joseph Hitchcock. En 56 títulos, dirigió a tantas rubias como quiso y se consagró como el rey del suspense.

Es difícil encontrar a otro maestro del séptimo arte tan prolífero y exquisito como Hitchcock. Mantuvo sus filmes en la cima durante seis décadas. Mientras otros no pudieron transitar del cine mudo al sonoro o trasladar el éxito alcanzado en su país natal a Hollywood, el londinense fue considerado un maestro en Inglaterra y Estados Unidos, y produjo a ritmo de un título por año en Norteamérica. Complació tanto al público como a la crítica e incluyó el sonido para aumentar aún más los momentos de tensión y ansiedad, que tanto se jactaba de lograr.

Roberto Rossellini bautiza el realismo

Álvaro del Amo   |   [En] Madrid se vuelven a programar breves ciclos retrospectivos con copias nuevas y restauradas, dedicados a directores que merecen el calificativo de clásicos. El reciente protagonizado por el realizador italiano Roberto Rossellini (1906-1977), uno de los nombres clave de la historia del cine, ofrece al cinéfilo el regalo de una nueva visita al viejo y admirado pariente, con la satisfacción suplementaria de prescindir, al menos en esta ocasión, del siempre un poco turbio adjetivo. Porque si el cinéfilo admite reconocerse en un epíteto, por otra parte pasado de moda, con la mínima valentía de quien declara su alejamiento respecto a la deriva actual de lo que se llamó el séptimo arte, tampoco puede ocultar un cierto alivio cuando siente que no será tan reaccionario cuando la revisión del pasado resulta tan actual. Los espectadores que acudieron a los Verdi a ver, o volver a ver, Roma, cittá aperta; Paisà; Stromboli; Europa 51 o Francesco, giullare di Dio es muy probable que no compartieran la impresión de encontrarse visitando un museo o rindiendo tributo a una estética pretérita. Lo que las imágenes –remozadas por las avanzadas técnicas quirúrgicas aplicadas al celuloide– comunicaban nada tenía que ver con la arqueología. Aquello vivía con la inmediatez del presente, con la contundencia de una actualidad que la propia actualidad niega a menudo, descuidada a la hora de preocuparse por su representación. La recuperación de las películas del director romano, tan lozanas y percutientes como si acabaran de nacer, liberaban al cinéfilo de su condición de reaccionario, pues si el ayer resucita en el hoy no se celebra la efemérides de un muerto, sino el gozo de que el anciano siga pareciendo un jovenzuelo a su edad provecta.