“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

15/12/13

Grandezas y miserias de Michel Foucault & Gilles Deleuze

  • Este texto es una reanudación de un extracto de Éloge de la politique profane, Albin Michel, 2008, que se editó en castellano bajo el título “La política eclipsada”, en Elogio de la política profana, Peninsula, Madrid, 2009. Archivos personales. Clasificados en “Política profana y estrategia”. Fecha desconocida (entre 2007 y 2009).
Daniel Bensaïd ✆  Troy Terpstra
Daniel Bensaïd  |   Deleuze y Foucault nos faltan. Nos faltan para pensar el momento de vertiginosa incertidumbre en el cual el mundo está metido desde hace dos decenios, y del que fueron, en cierta medida, anunciadores. En los años setenta, anunciaron el derrumbe del paradigma político de la modernidad. Es por eso, sin duda, que nos llegan, que nos son cercanos, pero también que nos irritan a veces, y nos irritan contra nosotros mismos. Retoños de salvados, de sobrevivientes, de sanados milagrosamente, hemos sido alimentados por las grandes sagas de la emancipación, los partidarios de la comuna al asalto del cielo, octubre y los trenes blindados de la guerra civil, la Larga Marcha y la Sierra de Teruel, las guerras de liberación.

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Dicho de otra manera, hemos llegado a la política en el corazón de una secuencia de fuerte intensidad estratégica. El problema del poder era o parecía planteado en la urgencia de los repartos del mundo, del trazado de los territorios, de los enfrentamientos sistémicos, de las insurrecciones urbanas (comunas) o del asedio de las ciudades por los campos.

14/12/13

La democracia como obstáculo

Alberto Garzón Espinoza  |  Las llamadas leyes del mercado no operan en el vacío sino que se encuentran siempre institucionalizadas, es decir, sujetas a un conjunto de reglas, normas, leyes, valores y costumbres que operan como su límite. En consecuencia, hablar de tal cosa como el libre mercado es tanto una exageración como una utopía. Es una exageración porque siempre hay, aunque sea en grado reducido, algún tipo de regulación. Y es una utopía porque, como advirtió K. Polanyi, cualquier avance de ese mercado autorregulado pone en riesgo el orden social y genera un contramovimiento de protesta/protección que acaba por neutralizarlo.

Afortunadamente, en nuestras sociedades constitucionales la dinámica del mercado está limitada por las normas jurídicas, siendo la Constitución la norma suprema. De no organizarnos así estaríamos aún más expuestos a los caprichos irracionales del mercado, que todo lo sacrifica en aras de una ganancia económica cortoplacista. Las Constituciones, primero, y las leyes, después, moldean y constituyen el diseño institucional en el que vivimos como

Mandela y la libertad de ser libres

Nelson Mandela ✆  UnGars
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Amy Goodman  |  El fallecimiento de Nelson Mandela la semana pasada, a los 95 años de edad, generó conmemoraciones y reflexión en todo el mundo. Un grande de la historia de la humanidad ha muerto. Mandela es recordado, con justicia, por su impresionante capacidad de reconciliarse con sus opresores y por lo que ese perdón significó políticamente para la fundación de una nueva Sudáfrica.  

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“Ha llegado el momento de construir. Al fin hemos logrado nuestra emancipación política. Prometemos liberar a todos los pueblos del yugo de la pobreza, la privación, el sufrimiento, el sexismo y otras formas de discriminación”, dijo Mandela en su discurso de asunción de mando en Pretoria, el 10 de mayo de 1994. En el mismo discurso prometió no retroceder: “Nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros. El sol nunca se pondrá sobre un logro humano tan noble. Que impere la libertad. ¡Dios bendiga a África!”. Mandela nos dejó, pero dejó a las futuras generaciones su profunda convicción en el poder de los movimientos sociales para lograr cambios.

13/12/13

El calor del pan | Para los revolucionarios rusos, Siberia era la única morada posible

Leon Trotsky ✆ Danny Vile
Juan Forn  |  En la última noche de 1926, Joseph Roth estaba en Moscú como periodista del Frankfurter Zeitung y pasó el Año Nuevo con un grupo de gente que fue llegando silenciosamente a su habitación de hotel, con botellas de vodka escondidas en los bolsillos. En Moscú, en 1926, ya había que cuidarse bien de lo que se decía delante de otros, pero el vodka fue soltando las lenguas y de pronto uno dijo: “En esta habitación vivió Kargan unos meses”. Todos soltaron los comentarios de rigor (es decir, todas variantes de la palabra traidor), pero después uno se animó a decir que lo había conocido en la prisión en Siberia, otro reconoció que lo había tratado en la clandestinidad del exilio, otro dijo que estuvo a sus órdenes en el Soviet de Petrogrado, y de a poco empezó a armarse ante los ojos de Roth una desordenada biografía coral sobre aquel revolucionario caído en desgracia, mientras la habitación de hotel se iba vaciando inadvertidamente (mejor no hablar de ciertas cosas, mejor ni siquiera oír ciertas cosas si uno quería evitar los problemas en Moscú en 1926).

En los tiempos del zar, como se sabe, caía en prisión un revolucionario y al tiempo se escapaban dos. Los revolucionarios decían que las cárceles eran sus universidades porque, en las horas muertas de encierro, los veteranos transmitían a los novatos lecciones sobre teoría y praxis de la revolución. La praxis era el plan de fuga, porque la obligación de cada revolucionario que caía preso era convertir a uno y fugarse después con él. Por eso empezaron a mandarlos a Siberia.

Cubismo y poder | De cómo la pintura puede ser la inspiración del arte de la guerra

Paisaje de Ceret ✆ Juan Gris
Javier Chiabrando  |  En la primera guerra mundial hubo un hombre que entendió que el arte no era sólo una cuestión de líneas o colores. Se llamaba Lucien Guirand de Scévola, era un joven pintor, amigo de Apollinaire y telefonista del ejército francés. A Scévola le molestaba mucho que sus propios cañones saltaran por los aires luego de disparar; es que por ocultos que estuvieran en bosques y montañas, al disparar se volvían demasiado visibles para el lógico ojo alemán. Scévola encontró la solución en el arte de la época, el cubismo. Los cubistas, encabezados por Picasso, Braque y Gris, pintaban la realidad sin compromiso por las apariencias. No buscaban un punto de vista único ni sensación de profundidad. Suprimían los detalles o representaban a los objetos por uno solo de ellos. Scévola se dijo que si podían hacer eso en un cuadro, podrían hacerlo en el frente de batalla. Nacía el camuflaje.

El camuflaje podía ser pasivo: esconder material bélico, rutas y puentes; o activo: crear lo que no existía, ejército, aeropuertos, árboles (o bosques enteros, pueblos) que por dentro

En Venezuela, la lucha de clases continúa | Una mirada desde Colombia al proceso bolivariano

Cristian Fabián Bejarano Rodríguez & Oscar Andrés Espitia Lombo  |  El pasado 6 de noviembre, el presidente Nicolás Maduro respondió a la desestabilización económica que sacude a Venezuela con una serie de medidas como: control tanto a los precios como al cambio de divisas;impulsoa lo que en Venezuela denominan, un gran operativo cívico militar contra la especulación y el acaparamiento; implementación de una fórmula productiva nacional para las empresas, que busca garantizar el funcionamiento y la productividad de las mismas; la creación de una corporación nacional de servicio, logística y transporte para comercio interno; y por último, unaserie de medidas para incentivar el ahorro.  Además, recientemente el Congreso le otorgó a Maduro el poder para legislar por decreto por un año, lo que se conoce

Agustín Pérez Celis | Un hombre bueno y afable, de corazón grande, solidario, honesto…

Agustín Pérez Celis
Gustavo Márquez Marín  |  El pasado 25 de noviembre, el camarada  y amigo entrañable  Agustín Pérez Celis,  se fue  con su mirada azul y su eterna sonrisa, con la mano firme en el timón “con rumbo hacia imposibles y ansiados continente” como diría Andrés Eloy, uno  de sus poetas predilectos, cuyos poemas de cuando en vez recitaba. Compartimos desde nuestra adolescencia sueños inconclusos y el  vértigo de sentirnos impotentes frente a la deslealtad y la traición impenitente que ha truncado mil veces  los sueños de la revolución auténtica, de la que nace y se hace para “ser libres de toda servidumbre, libres aún de nosotros mismos” como diría Charles Péguy, de quien en los días que corren recordamos su sentencia lapidaria: “La revolución será moral o no será, la revolución será económica o no será nada”.  

Agustín, fue un hombre bueno y afable, de corazón grande, solidario, honesto, humilde, fundador en Valencia de los “Círculos de Estudio Pro-Pueblo Jacques Maritain,  militante de la causa revolucionaria de la patria grande,  bolivariano radical, antiimperialista,

Militarismo

Ricardo Sánchez Ángel  |  El pasado jueves 21 de noviembre, el doctor José Fernando Isaza publicó una columna en el diario El Espectador con el mismo título de este comentario. Este ex ministro de Minas, ex presidente de Ecopetrol, Paz del Rio y de la multinacional japonesa Mazda y ex rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, realizó estudios sobre el gasto militar y su relación con el presupuesto público y las cuentas nacionales1. La Contraloría General de la Nación adelantó en su momento similares  indagaciones2. Tan sólo un puñado de investigadores y analistas se han ocupado de tan grande, importante y grave asunto, mientras los políticos, los partidos y los medios de comunicación hacen mutis por el foro.

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La columna del doctor Isaza es documentada, ofrece unas serenas y preocupantes reflexiones sobre el tema, en un contexto internacional comparativo y con la necesaria perspectiva histórica. Algunas de las cifras presentadas son elocuentes: el presupuesto del ministerio de defensa es el equivalente al 5,5% del PIB, mientras el gasto público en salud corresponde al 3,7% del PIB. En Colombia, los

Undécima carta a las izquierdas | ¿Ecología o extractivismo?

Boaventura de Sousa Santos  |  En la décima carta a las izquierdas afirmé que al inicio del tercer milenio las izquierdas se debaten entre dos desafíos principales: la relación entre democracia y capitalismo; y el crecimiento económico infinito (capitalista o socialista) como indicador básico de desarrollo y progreso. En este texto voy a centrarme en el segundo desafío.

Antes de la crisis financiera, Europa era la región del mundo donde los movimientos ambientalistas y ecologistas tenían más visibilidad política y donde la narrativa de la necesidad de complementar el pacto social con el pacto natural parecía gozar de una gran aceptación pública. Sorprendentemente o no, con el estallido de la crisis estos movimientos y esta narrativa desaparecieron de la escena política y las fuerzas políticas más directamente opuestas a la austeridad financiera reclaman crecimiento económico como única solución, y excepcionalmente hacen alguna declaración algo ceremonial sobre la responsabilidad ambiental y la sostenibilidad. De hecho, las inversiones públicas en energías renovables fueron las primeras sacrificadas por las políticas de ajuste estructural. Antes de la crisis el modelo de crecimiento en vigor era el

12/12/13

Walter Benjamin, vida y arte

Esther Leslie  |  Walter Benjamin nació el 15 de julio de 1892 en el seno de una acomodada familia judía asimilada en Berlín, la capital del Imperio de Prusia. El 26 de septiembre de 1940 se suicidó mientras intentaba escapar de la Alemania nazi a través de la Francia ocupada. Imposibilitado de cruzar la frontera de Francia a España por no tener visado, enfermo, bajo la amenaza de ser entregado a la Gestapo con la certera posibilidad de que lo enviaran a la cárcel por marxista y judío, eligió el suicidio.

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En los años transcurridos entre estas dos fechas vivió en la Berlín de la República de Weimar, en París, en Moscú, en Ibiza y en Escandinavia –con Brecht. En estos diversos hogares europeos fue testigo de momentos de gran convulsión política, como también de cambios tecnológicos y sociales. Se ganaba sus muy magros ingresos como escritor independiente vendiendo ensayos de crítica literaria, artículos de análisis histórico sobre la cultura y la vida

11/12/13

Antes magnicidio, ahora politicidio | Llamado a organizar plantones ante todas las embajadas de Colombia

Foto: Gloria Gaitán
Gloria Gaitán  |  La destitución de Petro es el “florero de Llorente” que nos convoca a un nuevo “Cabildo Abierto” en todas las Plazas de Bolívar de Colombia y ante las Embajadas colombianas en el exterior,  exigiendo el cumplimiento del principio fundamental de la Democracia Representativa: el respeto al voto popular.

Ha llegado la hora de que todos los ciudadanos denunciemos públicamente la nueva fórmula de las oligarquías colombianas para liquidar a los líderes alternativos: el politicidio, muerte política de los contrarios al régimen,  decretada

10/12/13

Gilles Deleuze | De las palabras esotéricas

Gilles Deleuze ✆ A.d.
Patricia Damiano   |  Lewis Carroll es el explorador, el instaurador de un método serial en literatura. En él se encuentran varios procedimientos de desarrollos en series. En primer lugar, dos series de acontecimientos con pequeñas diferencias internas, reguladas por un objeto extraño: por ejemplo, en Silvia y Bruno, el accidente de un joven ciclista se encuentra desplazado de una serie a otra (capítulo 23). Y sin duda estas dos series son sucesivas, una respecto de la otra, pero simultáneas respecto del objeto extraño, en este caso un reloj con ocho manecillas y clavija inversa, que no va con el tiempo, sino al revés, el tiempo con él. Hace que vuelvan los acontecimientos de dos modos, a la inversa en un devenir-loco, o con pequeñas variaciones en un fatum estoico. El joven ciclista, que se cae en una caja en la primera serie, pasa ahora indemne. Pero cuando las manecillas vuelven a su posición, yace de nuevo herido sobre el carro que le conduce al hospital: como si el reloj hubiera sabido conjurar el accidente, es decir la efectuación temporal del acontecimiento, pero no el Acontecimiento mismo, el resultado, la herida en tanto que verdad eterna... O bien, en la segunda parte de Silvia y Bruno (capítulo 2), una escena que