Atawallpa Oviedo
Freire
El
intelectual marxista de origen esloveno Slavoj Žižek, en su artículo “Piensa Local, ¡Actúa Global!” señala lo
siguiente, y que es lo medular en la fundamentación de su discurso, como
asimismo para darle título a su artículo: “En
los años 60, el eslogan del incipiente movimiento ecologista era ¡Piensa
global, actúa local! Trump promete hacer exactamente lo contrario: Piensa
local, actúa global.” [1]
Cuando
surgió este axioma: “piensa global, actúa local” por un grupo de ecologistas de
origen europeo, fue cuestionado y rechazado por otros ecologistas e
intelectuales, principalmente de Sudamérica, que veían el carácter eurocéntrico
y hegemónico de aquel principio, pues el “piensa global” significaba que había
un solo pensamiento en el mundo o de que todos debían llegar a pensar de una
sola manera. Evidentemente, el pensamiento global o “pensamiento único” que
debía ser incorporado y asimilado por resto de la humanidad, era el de los
autodenominados: primer mundo, desarrollados, civilizados, europeos,
occidentales; ya que todos los demás eran tercermundistas, subdesarrollados,
atrasados, primitivos, inferiores. En definitiva, dicha frase representaba una
clara expresión homogeneizadora, monocultural, antropocéntrica, totalitaria.