“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

1/5/15

El camino que me llevó al leninismo

Ho Chi Minh ✆ David Levine
Ho Chi Minh   |   Después de la primera guerra mundial, me gané la vida en París como retocador de fotografías, unas veces, y otras como pintor de “antigüedades chinas” (¡hechas en Francia!). A veces distribuía volantes que denunciaban los crímenes franceses en Vietnam. En esa época apoyé la Revolución de octubre sólo por instinto, sin comprender todavía su importancia histórica. Amaba y admiraba a Lenin porque era un gran patriota que había liberado a sus compatriotas; hasta entonces todavía no había leído un solo libro de él.

La razón que tuve al ingresar al Partido Socialista francés fue que estos “señores y señoras” -como llamaba a mis camaradas en esta época- mostraron simpatía hacia mí, hacia la lucha de los pueblos oprimidos. Pero no entendía lo que era un partido o un sindicato, ni lo que era el socialismo o el comunismo. Había en aquel entonces acaloradas discusiones entre las diferentes secciones del Partido Socialista sobre la decisión de seguir en la Segunda Internacional, fundar la Segunda y media Internacional o adherirse a la Tercera Internacional de Lenin. Asistía con regularidad a las asambleas, dos o tres veces a la semana, y escuchaba atentamente las discusiones. Al principio no entendía bien. ¿Por qué las discusiones tan acaloradas? Si con la Segunda, la Segunda y media o la Tercera Internacional, se podía emprender la revolución, ¿para qué discutir?

30/4/15

Sobre el lugar de la Mancha y otras incertidumbres del Quijote

Montaje del ‘Don Quijote’ (1955), de Pablo Picasso sobre el
‘Trigal con segador a la salida del sol’ (1889), de Vincent van Gogh
Pedro García Luaces   |   En el cuarto volumen de su monumental obra Vida ejemplar y heroica de Cervantes, Luis Astrana Marín aseguraba haber encontrado al Quijote histórico o al menos al personaje que lo inspiró en un fraile agustino de Esquivias llamado Alonso Quijada. El fraile había muerto diez años antes del nacimiento de Cervantes y casi 50 antes de que este hubiera pisado Esquivias, pero Astrana Marín confiaba en que el insigne escritor hubiera oído hablar de él porque era sobrino del bisabuelo de su esposa, Catalina de Salazar. Alonso Quijada, según asegura Astrana, “habría dejado memoria en el pueblo de su afición desmesurada por los libros de caballerías”, razón por la cual su pista era más consistente que la de aquel otro Alonso Quijada de Salazar, contemporáneo de Cervantes, que durante años fue tomado en Esquivias por el Quijote auténtico. Siguiendo el camino trazado por Francisco Rodríguez Marín, Astrana ya había descartado al otro por carecer de afición por los libros de caballerías y por su escasa frugalidad y castidad, pues era un hombre acomodado que llegó a tener doce hijos. “Porque un vulgar vecino de Esquivias, pobre o rico o simplemente soltero, sin más, no podía ser el modelo de don Quijote. La exageración caballeresca tenía que ir aliada a un espíritu cultivado, a una exaltación de las facultades mentales, a un temperamento místico o religioso”, escribiría.

Lenin y una revolución inconclusa

Vladimir Lenin ✆ Mario Tosto
Dari Mendiondo Bidart   |   Un 22 de abril de 1870, en la lejana Rusia, nació Vladimir Ilich Lenin que se ha insertado en la historia como el líder indiscutible de lo que fuera una revolución que supo derribar a un imperio milenario, cuyo despotismo concitaba el rechazo de los intelectuales y el mundo político avanzado de la época. En el país más atrasado de Europa, donde la servidumbre recién fue erradicada en 1865, donde precisamente en 1870 Jorge Plejanov introduce El Capital de Marx en los círculos estudiantiles y políticos progresistas de la Rusia de los zares.

En el calendario europeo se habían sucedido grandes revoluciones, como la del 14 de julio de 1789, donde surgió la bandera tricolor, los Derechos del Hombre y el Ciudadano y el trípode en el cual se asentó el ideario de la naciente república: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

A la República la sustituirá el Imperio Napoleónico, luego de su caída vendrá la restauración monárquica en Francia, y estallarán las revoluciones de 1830, 1848 y la Comuna de París en 1871, todas ellas con su heroísmo, sus enseñanzas, sus leyendas de martirologio, así como avances en la proliferación de ideas revolucionarias. Europa se sacudía envuelta en grandes transformaciones.

28/4/15

Una aclaración con respecto al populismo

Slavoj Žižek
Colin Marx
Slavoj Zîzêk   |   Una entrevista que concedí hace poco, publicada primero en México y luego otra vez en la prensa latinoamericana y española, habría dado lugar a una idea por completo equivocada acerca de mi posición con respecto a la reciente tendencia populista de la política radical de izquierdas.

Si bien es cierto que la revolución Bolivariana en Venezuela puede ser objeto de muchas críticas, algunas de ellas merecidas, no deberíamos olvidar que también ha sido víctima de una campaña contra-revolucionaria muy bien orquestada; en especial de una larga guerra económica.

No se trata de una táctica novedosa. Unos años atrás, durante los tempranos setenta, el entonces asesor de seguridad estadounidense Henry Kissinger aconsejó a la CIA sobre la mejor manera de desestabilizar el gobierno democrático del presidente Salvador Allende en Chile. Tras una reunión con Kissinger y el presidente Nixon el 15 de septiembre de 1970, el entonces director de la CIA Richard Helms escribió en sus notas la instrucción sucinta recibida de éstos: “¡Hagan que la economía chilena grite de dolor!”. Altos representantes del gobierno estadounidense han reconocido que el mismo procedimiento está siendo aplicado en Venezuela.

26/4/15

El desarrollo humano sustentable no es posible en el capitalismo | La construcción de (algunas) alternativas desde abajo

Mónica Gallegos Ramírez   |   El concepto desarrollo sustentable se relaciona directamente con la llamada crisis ambiental, que no es un fenómeno reciente o nuevo pues sus primeras expresiones comienzan a ser analizadas en la década de los años sesenta del siglo pasado (hace casi cincuenta años). Al respecto, diversos autores señalan que es claro que los problemas socio-ambientales generados por el capitalismo, modelo de desarrollo depredador de la naturaleza y de las culturas, comienzan a evidenciarse precisamente en las últimas décadas del siglo XX.[1]

El desarrollo sustentable es un concepto híbrido que ha sido definido como aquel desarrollo económico dirigido al fomento de las capacidades humanas y sociales, fundado en el respeto por el medio ambiente. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2008) señala que “el propósito del desarrollo [sustentable] consiste en crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras”.

¿Es posible el capitalismo sostenible?

James O’Connor   |   Hay pocas expresiones tan ambiguas como las de “capitalismo sostenible” y otros conceptos asociados, tales como “agricultura sostenible”, “uso sostenible de la energía y los recursos” y “desarrollo sostenible”. Esta ambigüedad recorre la mayor parte de los principales discursos contemporáneos sobre la economía y el ambiente: informes gubernamentales y de las Naciones Unidas; investigaciones académicas; periodismo popular y pensamiento político “verde”. Esto lleva a muchas personas a hablar y escribir acerca de la “sostenibilidad”: la palabra puede ser utilizada para significar casi cualquier cosa que uno desee, lo que constituye parte de su atractivo.

“Capitalismo sostenible” tiene una connotación a la vez práctica y moral. ¿Existe acaso alguien en su sano juicio que pueda oponerse a la “sostenibilidad”? El significado más elemental de “sostener” es “apoyar”, “mantener el curso”, o “preservar un estado de cosas”. ¿Qué gerente corporativo, ministro de finanzas o funcionario internacional a cargo de la preservación del capital y de su acumulación ampliada rechazaría asumir como propio este significado? 

Finalidad de la Teoría General del Derecho

Evgenij Bronislavovič Pašukanis  [Eughenij Bronislavovic Pasukanis, o Eugenio Pashukanis. En ruso: Евгений Брониславович Пашуканис]

La teoría general del derecho puede definirse como el desarrollo de los conceptos jurídicos fundamentales, es decir, los más abstractos. A esta categoría pertenecen, por ejemplo, las definiciones de “norma jurídica”, “relación jurídica”, “sujeto jurídico”, etc. A consecuencia de su naturaleza abstracta estos conceptos son igualmente utilizables en todas las ramas del derecho y su significación lógica y sistemática permanece invariable con independencia del contenido concreto al que sean aplicados. Nadie negará, por ejemplo, que el concepto de sujeto en el derecho civil y en el derecho internacional está subordinado al concepto más general de sujeto jurídico como tal y que, por consiguiente, esta categoría puede ser definida y desarrollada independientemente de este o aquel contenido concreto. Por otra parte, si permanecemos dentro del ámbito de cualquiera de las ramas del derecho, podemos comprobar que las mencionadas categorías jurídicas fundamentales no dependen del contenido concreto de las normas jurídicas en el sentido de que conservan su significación, incluso cuando varía este contenido material concreto.

25/4/15

China humilla a Estados Unidos y marca el ritmo en la nueva geopolítica

Alberto Cruz   |   Han transcurrido cinco años desde que China decidió aprovechar el momento de debilidad de Occidente, como consecuencia de la crisis financiera, para jugar un papel más enérgico en la política internacional. China es China, y su concepto del tiempo no tiene mucho que ver con el Occidental. Ya lo dice uno de sus proverbios, “no temas ser lento, sólo detenerte”. Por eso China no tenía previsto alterar el tablero internacional hasta el año 2027 (1), fecha para la que consideraba habría alcanzado la paridad estratégica en todos los aspectos (políticos, económicos y militares) con EEUU. Para ello, fue tejiendo una cautelosa red de influencia en todo el mundo -África, Asia, América Latina- a través de lo que los académicos chinos denominan “el consenso de Beijing” y que no es otra cosa que la puesta en práctica de un modelo político y diplomático que prefiere desarrollar el “poder blando” –diplomacia, no injerencia y multipolaridad- en contraposición al modelo tradicional estadounidense y occidental de intervención militar, unipolaridad e interferencia política.

23/4/15

Ludwig Wittgenstein en su cabaña | El engaño y el estilo

Alberto Ruiz de Samaniego   |   En 1913, Wittgenstein descubre Skjolden, un pueblo noruego junto al fiordo de Sogne, al norte de Bergen. En ese tiempo, su necesidad de buscar la soledad es muy intensa. Quiere estar lejos de Cambridge o Viena, de las obligaciones sociales y los tributos que la vida académica y burguesa le impone. En Skjolden, por tanto, podría al fin alcanzar a estar a solas consigo mismo, sin sufrir la molestia de las visitas o el contacto con los demás; sin ocuparse de ellos, sin ofenderlos.

En ese retiro podría obtener la anhelada serenidad. Al llegar, por ejemplo, las fechas navideñas de ese año, Wittgenstein escribe en su diario: “Por desgracia, debo ir a Viena. (…) el pensamiento de ir a casa me aterra”. En realidad, él sólo piensa en poder volver cuanto antes a su retiro: “Estar solo aquí me hace un bien infinito, y no creo que pudiera soportar la vida entre las personas”. La semana antes de marcharse anotó: “Mis días aquí transcurren entre la lógica, silbar, pasear y estar deprimido”. La aparición de la lógica no es en absoluto casual: Wittgenstein está convencido, en ese momento, de que la solución de los problemas de lógica está irreductiblemente unida a su propia condición vital.

La liberación de los presos políticos, un paso necesario en el desescalamiento del conflicto armado en Colombia

Marino Canizales   |   Los enemigos del proceso de paz y los diálogos en la Habana entre la guerrilla de las Farc y el Estado colombiano, de tanto repetirlo dentro y fuera del país, amenazan con convertir en verdad evidente un estribillo que sólo expresa una impostura: la justicia alternativa es sinónimo de impunidad. Con su campaña mediática pretenden ocultar esa, sí, una realidad lacerante: que la guerra es una fuente de impunidad. Es el primado de la violencia y la consiguiente degradación del tejido social la que hace posible toda clase de abusos y violación sin límites de los derechos humanos. Por eso la derecha en sus diferentes expresiones le teme al buen suceso de tales diálogos de paz. Le urge que la mesa de diálogo fracase en el propósito de lograr un buen acuerdo de paz que haga posible la superación del conflicto armado interno. Sigue anclada en el principio de la centralidad de la cárcel y en los dogmas de la justicia retributiva, y actúacomo tributaria fiel de la doctrina del derecho penal de enemigo, en la cual se sustenta el derecho penal colombiano,concebido para ser aplicado dentro de un estado de excepción permanente. Que ello es así, lo confirma el estatuto conocido como Ley de Seguridad Ciudadana, aprobado en el primer gobierno de Juan Manuel Santos.

22/4/15

La quena y la filarmónica | La polémica entre José María Arguedas y Julio Cortázar

José María Arguedas
Javier Prado
Julio Cortázar
Ricardo Heredia
Osmar Gonzáles   |   Es ampliamente conocido el intercambio polémico que protagonizaron los escritores Julio Cortázar y José María Arguedas hacia fines de los años sesenta del siglo anterior.[1] Fue una polémica que abordó más temas que los estrictamente literarios y expresa dos maneras muy distantes de comprender nuestras sociedades.[2]

Cortázar y Arguedas, además de ser contemporáneos, también fueron coetáneos. El primero nació en 1914 (estamos en el centenario de su natalicio) y el segundo en 1911, pero más allá de esta cercanía cronológica debemos tener en consideración que vivieron y escribieron en contextos completamente opuestos, hecho que influiría en la polémica que conocemos. Ambos escritores son celebrados en sus países y en toda América Latina con justificadas razones; cada uno abrió caminos originales en la escritura literaria convirtiéndose en referencias ineludibles de nuestras letras.[3]

Crítica y utopía en la concepción del lenguaje de Walter Benjamin

Walter Benjamin ✆ Jim
Carlos Marzán Trujillo & Marcos Hernández Jorge   |   El carácter heterogéneo del pensamiento de Benjamin, que se plasma en un peculiar estilo de escritura, fue comparado por Adorno con la música dodecafónica, porque no parece tener un claro hilo conductor1 . No obstante, pese a lo plural y asistemático de su obra, la reflexión sobre el lenguaje se revela como su trama principal. Una trama que, en sus primeros ensayos, se muestra revestida de motivos provenientes de la mística y la teología judaicas y que, a mediados de la década de los veinte, lo estará de otros de raigambre materialista. Pero a pesar de la existencia de esos motivos materialistas, su teoría del lenguaje seguirá conservando una fuerte impronta teológica: “mi pensamiento se relaciona con la teología como el papel secante con la tinta” (B I.3, 1235) 2. Esa combinación de teología y materialismo lo convierte en un pensador sorprendente, en una especie de mago con una “suerte de varita mágica” empeñado en abrir caminos de experiencias diferentes a los habituales en el curso de lo dado. Disociar y jerarquizar esa mezcla de motivos, desactivaría aquello que hace a su pensamiento peculiar. El elemento teológico y trascendente, presente con distintas modulaciones a lo largo de su obra, se mantiene como perspectiva redentora que apoya la posibilidad de emancipación que acompaña a la crítica de lo profano. Ese elemento alienta la esperanza de que en los lenguajes históricos puedan encontrarse lo que en ellos no se dice, lo que no comunican, y que sería la auténtica expresión de las cosas que su filosofía se propone restituir. Y eso es lo que permite entender su labor filosófica como una hermenéutica insatisfecha que –al igual que hace el trapero– trata de buscar entre los escombros y desechos de lo real aquello que pudiera ser valioso, salvar en lo caduco y transitorio el destello de lo universal.